Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva para evaluar la pertinencia de que Estados Unidos continúe integrando y financiando todos los organismos multilaterales creados en el siglo XX, una tarea que ha delegado al secretario de Estado, Marco Rubio.
Rubio, con amplia experiencia en política latinoamericana, ha asignado cero dólares para la OEA en el presupuesto 2026 del Departamento de Estado. La ausencia de financiamiento estadounidense podría dejar al foro regional en una posición vulnerable. Rubio ha designado como subsecretario de Estado a Chris Landau, quien, al igual que Rubio, posee un profundo conocimiento de América Latina.
En la recientemente concluida Asamblea General de la OEA en Antigua, Landau aclaró las condiciones de Estados Unidos para seguir formando parte del foro regional. Sin eufemismos, se refirió a la crisis en Venezuela, calificando la elección en dicho país como «robada descaradamente» y criticando la postura de la OEA frente a esta situación. Además, Landau advirtió que si la organización no adopta una postura crítica contra el régimen de Nicolás Maduro, Estados Unidos considerará abandonar la OEA antes de que termine 2025.
El discurso de Landau también abordó la crisis en Haití, afirmando que la respuesta de la OEA ha sido insuficiente frente al colapso del orden público y la crisis humanitaria en el país. Declaró que si la OEA no desempeña un papel constructivo en Haití, es necesaria una reconsideración de su existencia.
La postura de Estados Unidos ha provocado tensiones dentro de la OEA, generando una posible división interna. La influencia ideológica entre países como Brasil, Bolivia, Chile, Colombia y México, que no comparten la perspectiva estadounidense, contrasta con la posición de países aliados como Argentina, Paraguay y El Salvador, que podrían seguir la posible retirada de Estados Unidos de la organización.
Ante este contexto, el secretario General de la OEA, Albert Ramdin, se enfrenta al desafío de manejar estas tensiones, teniendo en cuenta que su posición, respaldada por Brasil, México y Colombia, ha sido percibida como tibia frente al régimen de Maduro. La reunión entre Ramdin y Landau reveló diferencias fundamentales sobre el enfoque hacia Venezuela y Haití.
Landau, en su discurso, subrayó la urgencia de que la OEA no solo despliegue palabras, sino acciones concretas, instando a rechazar los regímenes autoritarios y apoyar a los pueblos de Venezuela y Haití. La organización se encuentra en un receso de verano, sin decisiones políticas previstas hasta septiembre, pero se enfrenta a una encrucijada que podría culminar en una crisis institucional sin precedentes si no se toman medidas alineadas con las demandas de Estados Unidos.
Con la posibilidad de que Estados Unidos y sus aliados reconsideren su permanencia, el futuro de la OEA y su capacidad para enfrentar estos desafíos geopolíticos sigue siendo incierto.
Con información de Infobae
