Un fenómeno creciente está afectando a los migrantes venezolanos que deciden regresar a su país: las peligrosas rutas marítimas entre Panamá y Colombia. La eliminación de opciones para cruzar legalmente la frontera de Estados Unidos ha empujado a muchos a enfrentar estas travesías desafiantes.
Carlos*, un migrante venezolano, decidió emprender el viaje junto a su familia, pero su experiencia fue alarmante. En una lancha que salió de Puerto Obaldía, Panamá, hacia Capurganá, Colombia, sufrió un accidente cuando la embarcación se quedó varada en mar abierto. «Le entró agua al motor y quedamos flotando a mar abierto», relató a BBC Mundo. El rescate llegó, pero el primer intento resultó en un choque que casi volcó la lancha.
Después de reparaciones improvisadas, la familia de Carlos finalmente llegó a Capurganá. Sin embargo, el viaje fue descrito por él como «traumático», peor que cruzar la selva del Darién meses atrás. La ruta marítima, aunque aparentemente sencilla, se ve complicada por vientos alisios que elevan las mareas, especialmente amenazantes para las embarcaciones abiertas.
La utilización de lanchas se ha convertido en el principal medio de transporte para los migrantes que regresan. Sin embargo, los riesgos son altos. Un naufragio reciente desde Cartí dejó una víctima fatal, una niña venezolana de 8 años.
Guna Yala y Colón son los puntos de partida de estas rutas. A pesar de las advertencias de las autoridades indígenas de Guna Yala sobre la incapacidad de manejar la afluencia de migrantes, las travesías continúan. El comunicado del Congreso General Gunayala señaló la falta de apoyo de organismos internacionales o del gobierno panameño para asistir a los migrantes.
Desde Miramar, Colón, las lanchas llevan a los migrantes a través de Gaigirgordub y hacia Puerto Obaldía, antes de continuar a Capurganá y finalmente a Necoclí, Colombia. Cada pasajero paga aproximadamente 300 dólares por el trayecto, además de los costos previos para llegar a Panamá desde México.
Adrianyela*, otra migrante, está atrapada en la Estación Temporal de Recepción de Migrantes de Lajas Blancas, sin recursos para continuar su camino. Las negociaciones para vuelos humanitarios hacia Cúcuta, Colombia, aún no se concretan, dejando a muchos migrantes en un limbo.
Para muchos venezolanos, regresar a su país es la única opción viable, a pesar de los desafíos que enfrentan. Los comentarios en redes sociales reflejan una mezcla de desesperación y esperanza: “Los migrantes solo queremos regresar a casa y dejar atrás tantas penurias y frustraciones”, comenta Rafael*, otro migrante.
Esta situación resalta la resiliencia de los migrantes venezolanos, quienes enfrentan situaciones adversas en su búsqueda de una vida mejor. La comunidad internacional sigue observando, mientras la necesidad de soluciones humanitarias se hace cada vez más urgente.
Lea el articulo original en BBC News Mundo