José Gabriel Barrenechea, preso político en Cuba, fue trasladado en la madrugada al municipio de Encrucijada, Villa Clara, para despedirse de su madre fallecida, Zoila Chávez. Según lo prometido por el régimen, solo se le permitió verla después de su muerte.
El traslado de Barrenechea se realizó a las 5 a.m. de este lunes, según reportó la periodista independiente Camila Acosta. El preso político tuvo solo una hora para despedirse de su madre, bajo estricta vigilancia de las autoridades. «Lo llevaron a despedirse de ella sobre las 5 a. m., vigilado y, en menos de una hora, lo devolvieron a la prisión», expresó Acosta.
Barrenechea fue devuelto a la prisión La Pendiente, en Santa Clara, donde se encuentra recluido desde noviembre de 2024, sin que se le haya formulado una petición fiscal ni se le haya fijado una fecha de juicio. Su detención se debe a una protesta pacífica llevada a cabo en medio de un apagón.
Zoila Chávez, de 84 años, falleció el domingo debido a un cáncer en estado terminal, sin haber podido ver a su hijo antes de morir. Durante semanas, la anciana había solicitado al régimen cubano la posibilidad de pasar sus últimos días junto a su hijo, su único cuidador.
A pesar de los esfuerzos del abogado de Barrenechea y de un familiar, quienes intentaron conseguir un pase a través del jefe de la prisión La Pendiente, no se concedió el permiso. La periodista Yania Suárez denunció que «el jefe de prisión le dijo, literalmente, que no está en sus manos darle pase a José Gabriel, que el hijo verá a su madre cuando se muera».
Este caso ha generado indignación y críticas hacia el régimen cubano, destacando la situación de los presos políticos en la isla y las condiciones en las que se mantienen. La comunidad internacional sigue de cerca estos eventos, en espera de respuestas y soluciones justas para los afectados.
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