En la Franja de Gaza, los habitantes se enfrentan a una crisis alimentaria severa debido a los elevados precios de la harina, lo que ha llevado a muchos a buscar alternativas para mitigar el hambre. En un esfuerzo por subsistir, algunos han comenzado a fabricar harina a partir de lentejas molidas, una opción más económica que ha ganado popularidad entre la población local.
Mustafa Shalay, un residente de 29 años, espera pacientemente su turno frente a un establecimiento en Jabalia, al norte de Gaza. Allí, los habitantes pagan para triturar legumbres que luego convierten en pan. Mustafa explica a EFE que la última vez que él y su familia pudieron consumir harina de trigo fue hace un mes. «El hambre que estamos viviendo no se puede describir», comenta, mientras busca alimentar a las siete personas con las que vive, incluidos sus padres e hijos.
El bloqueo impuesto por Israel desde hace más de dos meses ha impedido la entrada de ayuda humanitaria, provocando un aumento en los precios de productos básicos como la harina y desencadenando una hambruna generalizada. En este contexto, la población ha adoptado la sopa como uno de los platos más comunes, pero según Mustafa, «no te llena por mucho tiempo», especialmente cuando sólo se pueden hacer una comida al día.
Alternativas como lentejas, frijoles, arroz y pasta se han convertido en candidatos para ser molidos y convertidos en pan, un alimento que proporciona mayor saciedad. Mustafa, quien recientemente llevó dos kilos de lentejas para moler, menciona que el precio de un saco de 20 kilos de harina puede ser de hasta 1.500 séqueles (más de 350 euros), mientras que un kilo de lentejas cuesta 20 séquel (casi cinco euros) y molerlo en una tienda cuesta 8 séquel (casi dos euros).
Con el conflicto armado como telón de fondo, el dueño del establecimiento local sigue atendiendo a las personas que llegan con bolsas de alimentos, que son procesadas para la producción de pan. Mustafa se pregunta qué sucederá cuando se agoten las lentejas y frijoles disponibles: «No sé qué hará la gente».
La situación es aún más crítica para Mustafa y su familia, quienes son desplazados del conflicto que comenzó en octubre de 2023. Originarios del sur, ahora se encuentran en el norte de Gaza. En los campos de refugiados se han establecido «cocinas calientes» para alimentar a miles, pero al no residir en uno de estos campamentos, no tienen acceso a esta asistencia. Mustafa ha perdido 17 kilos en los últimos meses, mientras que su padre ha perdido más de 25.
Ante la posibilidad de quedarse sin alimentos, Mustafa considera trasladarse a Rafah, en el sur del enclave palestino, una medida que ya han tomado muchas personas en busca de mejores condiciones. Israel ha presentado un nuevo plan para expandir sus operaciones en Gaza, el cual incluye la concentración de la población en el sur y una ocupación total del territorio. El objetivo, según el plan, es evitar que Hamás acceda a toda la ayuda humanitaria que pudiera ingresar en el futuro.
Mustafa opina que la estrategia israelí de presionar a los palestinos mediante el hambre es «eficaz», forzando a los gazatíes a abandonar el norte del enclave para no morir de hambre.
EFE