El huracán Melissa impactó Jamaica este martes como un huracán de categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC). Aunque perdió algo de fuerza y ahora es un huracán de categoría 4, Melissa sigue siendo la tormenta más poderosa que ha golpeado la isla caribeña, con vientos feroces y lluvias torrenciales.
Mientras Melissa se dirige hacia Cuba, se espera que azote el este del país durante la noche. Ante esta amenaza, las autoridades cubanas han declarado el «estado de alarma» en seis provincias: Granma, Las Tunas, Camagüey, Santiago de Cuba y Guantánamo. Miguel Díaz-Canel, líder del régimen cubano, ha enfatizado la prioridad de proteger a las personas sobre todas las cosas. Presidiendo el Consejo de Defensa Nacional desde La Habana, Díaz-Canel instó a la población a comprender el riesgo que representan los vientos de más de 260 km por hora.
«Queremos una vez más insistir en la magnitud de este evento, en la necesaria comprensión de la población del riesgo que significa», alertó Díaz-Canel en un mensaje televisado dirigido al país. «Pedimos una vez más a toda nuestra población que se ubiquen en zonas seguras para enfrentar este huracán», añadió.
En respuesta a la inminente llegada de Melissa, en Playa Siboney y áreas aledañas, los residentes han sido evacuados bajo intensas lluvias. Militares y voluntarios colaboraron en el traslado de ancianos en vehículos militares, utilizando muebles improvisados ante la falta de sillas de ruedas. Las familias caminaron por senderos resbaladizos, buscando refugio en lugares seguros lejos de la costa, ya que muchos de sus hogares están construidos con materiales frágiles como madera y láminas de zinc.
En Santiago de Cuba, se han llevado a cabo intensas jornadas de poda de árboles, limpieza de desagües y alcantarillas desde el lunes. También se ha acelerado la recolección de cosechas, la evacuación de ganado y la protección de edificaciones en preparación para la llegada del huracán.
EFE
