En un giro inesperado en su búsqueda de asilo en Estados Unidos, cientos de migrantes venezolanos se encuentran actualmente varados en Panamá. Este fenómeno surge tras la firma de una orden ejecutiva por Donald Trump, la cual impidió la solicitud de asilo a través de citas en la frontera estadounidense. Adrianyela Contreras, junto a su hija de dos años, es una de las afectadas que ahora lucha por regresar a Venezuela, evitando los peligros del Tapón del Darién.
Adrianyela, quien había llegado a México en septiembre de 2024, intentó inicialmente obtener una cita para ingresar legalmente a Estados Unidos. Sin embargo, con las restricciones impuestas al asumir Trump la presidencia, sus opciones se desvanecieron rápidamente. La alternativa de cruzar irregularmente tampoco era viable, dada la amenaza de deportación a países como Honduras o Guatemala.
Desesperada, Adrianyela emprendió el regreso a Venezuela. A través de trabajos informales como vender dulces y limpiar vidrios, logró reunir lo necesario para su viaje de regreso por varios países de Centroamérica. No obstante, al llegar a la frontera entre Costa Rica y Panamá, encontró el paso cerrado debido a la falta de relaciones diplomáticas entre Panamá y Venezuela, las cuales se rompieron en julio de 2024 por sospechas de fraude electoral por parte de Nicolás Maduro.
Detenida en el Centro de Atención Temporal a Migrantes en Costa Rica, Adrianyela y otros migrantes fueron trasladados posteriormente a la Estación Temporal de Recepción Migratoria (ETRM) de Lajas Blancas, en Panamá. Aquí, los migrantes viven en condiciones precarias, en casetas de madera sin resguardo adecuado contra la lluvia y el calor, según testimonios recogidos por BBC Mundo.
A pesar de que las autoridades panameñas aseguran proporcionar necesidades básicas y seguridad, los migrantes experimentan dificultades severas. «Esto es plena selva. No hay dormitorios… se nos mete la lluvia, el calor es insoportable y los zancudos terribles», señaló Adrianyela.
Mientras los gobiernos de Panamá y Costa Rica discuten un protocolo para un retorno seguro, los migrantes enfrentan un futuro incierto. La posibilidad de ser trasladados en avión hacia Colombia está en consideración, pero no se ha concretado ningún acuerdo oficial. Entretanto, la opción de regresar por el Darién no es viable para muchos, debido a los peligros que este representó en su travesía inicial al norte.
El Servicio Nacional de Fronteras de Panamá confirmó el naufragio de una lancha con migrantes, lo que resultó en la trágica pérdida de una niña de ocho años. Este incidente resalta la peligrosidad de las rutas alternativas propuestas.
Adrianyela, junto a cientos de migrantes más, aguarda en Lajas Blancas con la esperanza de un desenlace favorable, evitando a toda costa los riesgos que ya enfrentaron al cruzar la selva de ida. Mientras tanto, la comunidad internacional observa, a la espera de una solución efectiva para quienes, como Adrianyela, buscan un camino seguro de regreso a casa.
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