El candidato del Partido Liberal de Honduras, Salvador Nasralla, afirmó que, de resultar electo presidente, romperá relaciones diplomáticas con Venezuela, al considerar que el gobierno de Nicolás Maduro es ilegítimo y que en ese país “las autoridades no corresponden a la voluntad de los venezolanos”. Las declaraciones se produjeron en un contexto de estrecha competencia electoral, en el que un recuento preliminar otorga una ligera ventaja al candidato del Partido Nacional, Nasry “Tito” Asfura.
Nasralla sostuvo que “Honduras no se alineará con regímenes ilegítimos… no reconocemos a Nicolás Maduro, en Venezuela ganó las elecciones Edmundo González”. El aspirante, de 73 años de edad, agregó que su país “no puede tener relaciones de ningún tipo” con Caracas en las actuales condiciones y reiteró que “tiene que haber un cambio en Venezuela, si no lo hay, a partir del momento que yo tome posesión romperé relaciones con Venezuela”.
El candidato liberal ha sido un crítico constante del chavismo y ha intentado marcar distancia tanto del gobierno de Maduro como del oficialismo hondureño, cuyo partido, Libertad y Refundación (Libre), fue fundado por el expresidente Manuel Zelaya, derrocado en 2009 tras acercarse al eje bolivariano liderado por Hugo Chávez. En esa línea, Nasralla ha insistido en que “la ruta de Venezuela jamás será el camino de Honduras”, ubicándose junto a sectores conservadores y moderados que observan con preocupación la influencia del chavismo en la región.
La crisis institucional venezolana se ha convertido en un tema relevante dentro de la campaña hondureña, en la que Nasralla —estrella televisiva, empresario y figura recurrente en la política nacional— apuesta por un discurso centrado en el orden institucional, el combate a la corrupción y la firmeza en política exterior.
Las afirmaciones sobre Venezuela se conocieron antes de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) divulgara los primeros datos del escrutinio preliminar de las elecciones celebradas este domingo. Con 44,23% de las actas escrutadas, el candidato del Partido Nacional, Nasry “Tito” Asfura, sumaba 597.184 votos (40,39%), frente a los 579.626 votos (39,20%) obtenidos por Nasralla.
La candidata oficialista, Rixi Moncada, del izquierdista Partido Libertad y Refundación (Libre), se ubicó en un distante tercer lugar con 287.166 votos (19,42%), modificando de forma significativa el mapa político tras un periodo de gobierno de izquierda encabezado por Xiomara Castro. El estrecho margen entre Asfura y Nasralla sugiere un probable viraje político en Honduras, actualmente gobernada por Libre.
La publicación de los resultados preliminares se retrasó más de una hora debido a supuestos problemas técnicos, lo que generó tensión en la sala de prensa y reclamos públicos de Asfura. “Le exigimos a Ana Paola Hall, no sé qué está esperando… cumpla su deber, no tengamos al país en ascuas”, declaró el aspirante nacionalista, visiblemente molesto por la demora en la divulgación de los datos.
Pese a las quejas iniciales, la jornada electoral transcurrió sin hechos de violencia relevantes. Se registraron denuncias menores sobre retrasos, presuntas trabas a observadores y daños en algunas urnas, pero la afluencia de votantes fue alta: más de 2,8 millones de personas acudieron a los centros electorales, según datos preliminares.
Los observadores internacionales permanecen en el país supervisando la transparencia del proceso, mientras el CNE continúa el escrutinio para definir la contienda presidencial, que se resuelve en una sola vuelta. De confirmarse las tendencias preliminares, la derecha podría volver al poder después de un ciclo marcado por tensiones internas, protestas y desacuerdos sobre la conducción económica y diplomática del país.
En este escenario, Asfura ha centrado su campaña en su experiencia de gestión municipal y en su cercanía con sectores conservadores, recibiendo incluso un llamado de apoyo del expresidente estadounidense Donald Trump. Nasralla, por su parte, refuerza su perfil como opositor al chavismo y a “regímenes ilegítimos”, prometiendo un giro en la política exterior hondureña que incluiría la ruptura de relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro desde el inicio de un eventual mandato.
El Nacional
