El gobierno de Panamá se encuentra evaluando las posibilidades de trasladar a migrantes venezolanos hasta la ciudad de Cúcuta, situada en la frontera colombiana con Venezuela. Esta medida se considera después de que un «flujo inverso» de migrantes, que originalmente intentaban ingresar a los Estados Unidos, ahora se dirigen del norte al sur del continente. La información fue brindada por el presidente panameño, José Raúl Mulino, durante una conferencia de prensa.
En sus declaraciones, Mulino indicó que el envío directo a Venezuela no es factible debido a la falta de relaciones diplomáticas con el gobierno encabezado por Nicolás Maduro. «Nosotros no tenemos contacto alguno con el gobierno de Venezuela. Sin embargo, habiéndose dado una repatriación desde los Estados Unidos, estamos ensayando posibilidades para que ahora, con ese flujo inverso, podamos volarlos de Panamá a Cúcuta, que es territorio colombiano, y establecer de ahí el tránsito, como corresponda y se pueda, hacia Venezuela», afirmó Mulino.
Panamá y Venezuela han mantenido sus relaciones diplomáticas suspendidas, así como el cierre de su espacio aéreo, desde que el país centroamericano reconociera a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, considerando fraudulentas las elecciones en dicho país. Debido a esta ruptura, las opciones de deportación para los migrantes venezolanos se han vuelto limitadas.
Los venezolanos han sido el grupo más numeroso entre los migrantes que cruzan la peligrosa selva del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, con la esperanza de alcanzar Norteamérica. A pesar de las estrictas políticas migratorias implementadas por la administración de Mulino, los venezolanos no se veían afectados debido a la inexistencia de relaciones bilaterales con Venezuela. Sin embargo, ante las políticas migratorias del gobierno de Donald Trump, el flujo migratorio ha cambiado de dirección, afectando principalmente a aquellos que regresan del norte.
En respuesta a este nuevo fenómeno, Panamá y Costa Rica han alcanzado acuerdos para gestionar este flujo migratorio inverso, con medidas que incluyen brindar alojamiento temporal en albergues fronterizos y facilitar el retorno aéreo o marítimo a los países de origen. Estos vuelos serían financiados en parte por el gobierno de los Estados Unidos, bajo un memorando de entendimiento.
El presidente Mulino informó que Panamá ha recibido recientemente a 119 migrantes deportados por Estados Unidos, quienes serán alojados temporalmente antes de ser repatriados. Estos migrantes se ubicarán inicialmente en San Vicente, en la provincia de Darién, a la espera de su rápido retorno.
El pasado 2 de febrero, Mulino propuso al secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, durante su visita oficial al país, la ampliación de la cooperación en la deportación de migrantes como parte del acuerdo bilateral para vuelos de repatriación. Esta propuesta forma parte de las medidas que buscan asegurar un manejo eficiente del creciente flujo migratorio en la región.
EFE