Lo que comenzó como una aventura transatlántica se transformó en una experiencia traumática para Eric Arthur, un marinero estadounidense de 62 años. Arthur enfrentó tres semanas de detención en Venezuela, luego de un desafortunado incidente marítimo.
Arthur había navegado durante cuatro años sin incidentes en el Mediterráneo antes de decidir explorar las costas venezolanas, sin prever el peligro que lo aguardaba. Según reseña The Wall Street Journal, el 6 de enero fue el inicio de su pesadilla, cuando su catamarán, el Tambo, encalló contra unas rocas en aguas venezolanas. Este accidente ocurrió después de que la guardia costera local lo forzara a retirarse sin descanso.
Tras sobrevivir tres días a la deriva en una balsa salvavidas, fue rescatado por pescadores que lo entregaron a una base militar. Allí, le exigieron grabar un video agradeciendo a Nicolás Maduro, una solicitud que Arthur rechazó. «Querían hacer propaganda. Querían que dijera lo grandioso que era el presidente», relató.
Posteriormente, Arthur fue trasladado a una prisión en Caracas, donde enfrentó condiciones inhumanas: encadenado, obligado a permanecer sentado por horas, sometido a ruidos constantes y privado de comunicación.
La situación cambió cuando dos prisioneros se negaron a ser liberados, lo que permitió que Arthur fuera incluido en una lista de seis ciudadanos estadounidenses repatriados a su país. Su liberación ocurrió después de la visita del enviado especial Richard Grenell a Venezuela, en un intento por reabrir canales diplomáticos y facilitar la repatriación de detenidos.
«Pensé que me iban a matar cuando me vendaron los ojos y me esposaron», confesó Arthur. Su regreso a Estados Unidos marcó el final de su calvario, pero dejó secuelas psicológicas y la pérdida de su embarcación, su único patrimonio.
Ahora, Arthur planea reconstruir su vida cerca de su familia en Los Ángeles, mientras intenta superar los traumas de una detención que, según él, fue más política que delictiva. «No sé si alguna vez quiero volver a salir del país. Tengo 62 años. No me gusta mirar el abismo», concluyó.
Este caso resalta las tensiones diplomáticas y los desafíos que enfrentan ciudadanos estadounidenses detenidos en el extranjero, subrayando la importancia de gestionar con sensibilidad y diplomacia estas complejas situaciones internacionales.
El Nacional
