«Hemos sido claros, si no hay actas, no hay reconocimiento»
La administración del presidente Gustavo Petro enfrenta un desafío diplomático significativo tras haber recibido formalmente la invitación para asistir a la posesión de Nicolás Maduro en Venezuela, programada para el 10 de enero de 2025. Este evento coincide con el cierre del actual periodo presidencial de Maduro, quien se ha declarado ganador en unos comicios marcados por la controversia.
Hasta el momento, el Gobierno colombiano no ha confirmado ni negado la asistencia del presidente Petro a la ceremonia. Este tema ha cobrado relevancia debido a la postura crítica de Petro frente a las elecciones venezolanas, calificándolas como un «error» y exigiendo transparencia a través de la publicación de las actas electorales. Tanto el mandatario como el canciller Luis Gilberto Murillo han sido claros en su demanda de claridad en el proceso electoral venezolano.
Edmundo González, líder opositor exiliado en España, ha añadido una capa adicional de complejidad al conflicto. González asegura haber sido elegido presidente, respaldando sus afirmaciones con las actas de la oposición, y ha manifestado su intención de regresar a Venezuela para asumir el cargo.
En declaraciones recientes, el canciller Murillo abordó la respuesta pendiente de Colombia a la invitación de Maduro. Hablando tras una reunión con el presidente en la Casa de Nariño, Murillo reiteró la postura del gobierno colombiano. «Vamos a responder a la invitación en su debido momento. Yo quiero aprovechar para aclarar porque acá ha habido un mal entendimiento. Nosotros hemos sido claros en que, si no hay actas, no hay reconocimiento. La posición de Colombia siempre ha sido muy clara”, enfatizó Murillo.
Este asunto no solo representa un complejo desafío para la política exterior colombiana, sino que también pone en evidencia las tensiones internas dentro de la región sobre el reconocimiento de los procesos democráticos y el respeto a la soberanía. Se espera que la decisión del presidente Petro sea comunicada oficialmente en las próximas semanas, una decisión que sin duda tendrá repercusiones en las relaciones bilaterales entre Colombia y Venezuela.
