El GBU-57 Massive Ordnance Penetrator, una de las armas más poderosas del arsenal estadounidense, pesa casi 30.000 libras y está diseñado para destruir los búnkeres más profundos del planeta. Solo el bombardero B-2 Spirit, sigiloso y avanzado tecnológicamente, puede transportar dos de estos gigantes. Cada bomba es capaz de perforar metros de roca y acero reforzado antes de detonar, demostrando un poder destructivo que va más allá de lo físico.
Expertos en seguridad advierten que su sola existencia altera estrategias militares internacionales, generando un efecto psicológico capaz de intimidar incluso a las fuerzas enemigas más fortificadas. Este armamento refuerza la posición de Estados Unidos en escenarios de conflicto, marcando un antes y un después en la guerra moderna.
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