En la noche del miércoles, el centro de Lima se convirtió en el escenario de enfrentamientos violentos que dejaron al menos un muerto y más de 100 heridos, durante una protesta masiva liderada por jóvenes contra el Congreso y el reciente gobierno de Perú. La manifestación, encabezada por la Generación Z, se dirigió hacia la sede del legislativo en señal de rechazo a la clase política y a la creciente ola de extorsiones y asesinatos atribuidos al crimen organizado.
Con el transcurso de la noche, los manifestantes intentaron derribar las vallas de seguridad instaladas fuera del Congreso. La Policía respondió utilizando gases lacrimógenos y realizó cargas con escudos y bastones contra los grupos que les lanzaban piedras y fuegos artificiales. Según las autoridades, un hombre falleció, identificado por el presidente transitorio José Jerí como Eduardo Ruiz Sanz, de 32 años.
La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, principal ONG en la materia en Perú, sugirió que la víctima pudo haber sido alcanzada por un disparo aparentemente realizado por un efectivo policial vestido de civil. La protesta estalló tras la destitución de Dina Boluarte en un juicio político exprés el 10 de octubre, lo que llevó a José Jerí a asumir el mando de forma transitoria hasta julio de 2026.
La Defensoría del Pueblo informó que 102 personas fueron ingresadas en los servicios de emergencia, distribuidas entre 24 civiles y 78 efectivos policiales. Este balance fue compartido en su cuenta de X. Durante la marcha, Amanda Meza, una trabajadora independiente de 49 años, expresó a la AFP su descontento por la falta de un plan de seguridad estatal.
El presidente Jerí denunció públicamente que la «manifestación pacífica» fue infiltrada por delincuentes con el objetivo de «generar caos», y advirtió que aplicará «todo el peso de la ley» contra estos individuos. Paralelamente, organizaciones feministas también se movilizaron contra el nuevo presidente debido a una denuncia por un presunto caso de violación sexual en diciembre de 2024, la cual fue archivada por falta de pruebas según el Ministerio Público.
El movimiento liderado por la Generación Z ha adoptado la bandera One Piece como símbolo de protesta juvenil global contra el mal gobierno, reflejando su descontento con la situación política actual. La reciente violencia eleva a al menos 176 el número de heridos en las últimas protestas, incluyendo uniformados, manifestantes y periodistas, según autoridades y fuentes independientes.
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