En una de sus advertencias más severas hasta la fecha, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha declarado que permitir que Ucrania utilice armas occidentales de largo alcance sería considerado por Rusia como una implicación directa en la guerra, posicionando a los países de la OTAN en un conflicto directo con Moscú.
Putin realizó esta declaración durante un evento en San Petersburgo, donde grabó una advertencia explícita dirigida a un reportero de la televisión estatal. “Si los países de la OTAN permiten que Ucrania dispare armas occidentales hacia Rusia, significará nada menos que una implicación directa: significará que Estados Unidos y los países europeos forman parte de la guerra de Ucrania”, afirmó Putin. “Y si este es el caso, tomaremos las decisiones apropiadas en respuesta a las amenazas que se nos planteen”.
El viernes, el portavoz de Putin subrayó la importancia y claridad de estas declaraciones, mientras que Vasily Nebenzya, representante permanente de Rusia ante las Naciones Unidas, intensificó la retórica. Según Nebenzya, si Occidente levanta las restricciones sobre el uso de armas dentro de Rusia, “los países de la OTAN comenzarían una guerra directa con una potencia nuclear”, advirtiendo de las graves consecuencias que ello conllevaría.
La grave advertencia de Putin se produjo mientras el primer ministro británico, Keir Starmer, viajaba a Washington para reunirse con el presidente Joe Biden y discutir, entre otros temas, el uso de armas occidentales de largo alcance por parte de Ucrania. Starmer señaló que Rusia inició el conflicto de manera ilegal, y que, por lo tanto, Ucrania tiene pleno derecho a la autodefensa.
A pesar de estas declaraciones, esta no es la primera vez que Putin ha lanzado amenazas dirigidas a Occidente en respuesta al aumento de la ayuda militar a Ucrania. No obstante, aún persiste la incertidumbre sobre si esta vez el Kremlin tomará medidas más drásticas.
Desde que anunció su decisión de invadir Ucrania en febrero de 2022, Putin ha advertido que cualquier país que intentara interferir en las acciones de Rusia enfrentaría “consecuencias nunca vistas”, una referencia a su arsenal nuclear. Además, ha insinuado otras formas de represalia, como el suministro de armas a los adversarios de Estados Unidos.
Occidente ha adoptado un enfoque gradual y estratégico en el aumento de las capacidades militares proporcionadas a Kiev, desde el envío de cohetes HIMARS, tanques, misiles de largo alcance y cazas F-16, evitando así desencadenar una respuesta drástica por parte de Rusia.
El reciente suministro de misiles Storm Shadow a Ucrania, con el consentimiento de Estados Unidos, parece haber exacerbado aún más las tensiones. Putin calificó esta situación de “una historia completamente distinta”.
Desde la invasión, las relaciones entre Moscú y Londres han ido de mal en peor, agravadas recientemente con la expulsión de seis diplomáticos británicos acusados de espionaje y sabotaje. El Servicio Federal de Seguridad ruso ha señalado la política británica de permitir el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania como una “tarea para infligir una derrota estratégica a Rusia”.
Aunque el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negó un posible cierre completo de la embajada británica en Moscú, las tensiones continúan aumentando. La gran incógnita ahora es si esta escalada retórica por parte de Putin se traducirá finalmente en acciones militares directas.