El primer ministro búlgaro Rosen Zhelyazkov presentó oficialmente la renuncia de su gobierno, en respuesta a semanas de protestas masivas en todo el país. Los manifestantes exigían la salida del ejecutivo debido a acusaciones de corrupción, mala gestión económica y falta de transparencia.
La dimisión fue aprobada unánimemente por el Parlamento búlgaro, marcando un hito en la historia política reciente de Bulgaria. Las manifestaciones, que congregaron a decenas de miles de ciudadanos en las principales ciudades, también se extendieron a comunidades búlgaras en el extranjero, reflejando un descontento generalizado con la clase política del país.
El gobierno interino asumirá funciones mientras se preparan nuevas elecciones, cuyo calendario deberá definir el Parlamento en los próximos días. Expertos señalan que esta renuncia podría abrir un periodo de reformas políticas y medidas anticorrupción que buscan restaurar la confianza ciudadana en las instituciones estatales.
La crisis ha colocado a Bulgaria nuevamente bajo la mirada de la comunidad internacional, que sigue de cerca la evolución de la democracia y la estabilidad económica en la región balcánica.
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