En un movimiento que ha intensificado la tensión en la región del Donbás, el Ejército de Rusia lanzó un ataque significativo contra una refinería que abastece a las fuerzas ucranianas. Este evento coincide con un encuentro de alto nivel donde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibía al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, junto a varios líderes europeos, según comunicó el mando militar ruso este martes.
El Ministerio de Defensa de Rusia informó a través de su canal de Telegram que «esta noche las Fuerzas Armadas de Rusia lanzaron un ataque masivo con armas de alta precisión y alcance, y también con drones de asalto, contra una refinería que abastecía con combustible a las agrupaciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania en el Donbás». Aseguraron que «el objetivo del ataque fue alcanzado, todas las instalaciones fueron destruidas».
Por su parte, medios ucranianos reportaron el lunes sobre intensos ataques rusos en la ciudad de Kremenchug, región de Poltava, afectando una refinería y una estación de bombeo de gas en Lubny. El gobernador de Poltava, Volodímir Kogut, confirmó que la región sufrió un ataque «masivo». «Se registraron impactos y caída de escombros en los distritos de Kremenchug y Lubny. Resultaron dañados edificios administrativos de empresas locales del sector energético», declaró en Telegram. Afortunadamente, informó que no hubo víctimas, aunque parte de la región quedó sin electricidad.
Los canales de Telegram ucranianos difundieron imágenes de grandes columnas de humo que se elevaban sobre la refinería afectada, mostrando la magnitud del daño.
Blogueros militares rusos detallaron que el ataque incluyó el lanzamiento de aproximadamente 150 drones Guerán-2, una modificación de los drones iraníes Shahed, seguidos por dos misiles balísticos Iskander y ocho misiles de crucero X-101. Además, se lanzaron 70 drones (50 Garpia-A1 y 20 Guerán-2) contra una estación de bombeo en Peskí, a unos 115 kilómetros de Poltava.
El medio ucraniano Strana.ua sugirió que este ataque masivo podría ser una represalia de Rusia ante un ataque previo realizado por Ucrania al oleoducto Druzhba en Tambov, Rusia, que transporta crudo hacia Europa. Este incidente perjudicó el suministro de petróleo a Hungría y Eslovaquia, lo que llevó a Budapest a acusar a Kiev de poner en riesgo sus «intereses nacionales».
Este nuevo episodio de hostilidades subraya la complejidad de las relaciones en la región y las constantes tensiones que continúan afectando la estabilidad de Europa del Este.
EFE