Nicolás Maduro enfrenta un margen cada vez más reducido para negociar una eventual salida del poder tras una breve llamada telefónica con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, realizada el 21 de noviembre, según confirmaron a la agencia Reuters cuatro fuentes al tanto de la conversación. La comunicación se produjo luego de meses de escalada de presión por parte de Washington, que incluyeron ataques contra presuntos buques de narcotráfico en el Caribe, amenazas de extender operaciones militares dentro del territorio venezolano y la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista extranjera, una calificación que, de acuerdo con Estados Unidos, involucra directamente a Maduro. El chavismo ha rechazado de forma reiterada todas estas acusaciones y las ha presentado como un intento de cambio de régimen para controlar los recursos naturales del país.
Tres de las fuentes citadas por Reuters indicaron que, durante la llamada, Maduro manifestó a Trump su disposición a abandonar Venezuela, pero condicionada a una serie de exigencias. Entre ellas, habría solicitado una amnistía legal completa para él y su núcleo familiar, la eliminación de todas las sanciones estadounidenses vigentes, el cierre del caso que enfrenta ante la Corte Penal Internacional y el levantamiento de sanciones contra más de 100 funcionarios clave de su entorno, incluidos aquellos señalados por Washington por presunta corrupción, narcotráfico o violaciones de derechos humanos.
Además, según dos de las fuentes, Maduro planteó que la vicepresidenta Delcy Rodríguez encabezara un gobierno interino mientras se convocaban nuevas elecciones. Esta propuesta de un gobierno de transición bajo liderazgo de Rodríguez tampoco habría recibido respaldo por parte de la administración estadounidense.
La conversación telefónica entre ambos mandatarios duró menos de 15 minutos. De acuerdo con las fuentes consultadas, Trump rechazó prácticamente todas las condiciones expuestas por Maduro, aunque le habría ofrecido un plazo de una semana para abandonar Venezuela hacia el país de su elección, acompañado por su familia. Ese salvoconducto expiró el viernes siguiente a la llamada y, según dos de las fuentes, la decisión anunciada el sábado por Trump de cerrar el espacio aéreo venezolano estuvo directamente vinculada al incumplimiento de ese plazo.
El domingo, Trump confirmó públicamente que había sostenido la conversación con Maduro, pero evitó divulgar detalles sobre su contenido. La Casa Blanca, por su parte, no ofreció comentarios adicionales sobre el intercambio. Al día siguiente, el lunes, Maduro se dirigió a manifestantes en Caracas y juró “absoluta lealtad” al pueblo venezolano, en un gesto interpretado como una señal de que no considera una renuncia inmediata, pese al incremento de la presión internacional y al endurecimiento de las medidas estadounidenses.
Ese mismo lunes, un alto funcionario estadounidense informó que Trump se reunió con sus principales asesores para revisar la estrategia sobre Venezuela. Aunque no se dieron a conocer nuevas decisiones concretas, una fuente con sede en Washington señaló que no se descarta por completo la posibilidad de una salida negociada, pero reconoció que persisten “desacuerdos significativos y detalles importantes sin resolver”.
Las fuentes consultadas añadieron que el gobierno de Maduro habría solicitado una nueva llamada con Trump. Sin embargo, no está claro si la Casa Blanca estaría dispuesta a reactivar ese canal de comunicación en el corto plazo, en un contexto marcado por la falta de consenso sobre las condiciones y escenarios para una eventual transición política en Venezuela.
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