Los migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos se encuentran en una etapa de reflexión y preocupación mientras se preparan para enfrentar posibles cambios en las políticas migratorias conforme Donald Trump asume el poder. En la ciudad fronteriza de Reynosa, México, Aleksandr, un migrante ruso, expresa su incertidumbre mientras hace fila en un albergue para recibir su almuerzo. Con el frío azotando y sin dominar el inglés ni el ruso entre sus compañeros, su futuro es incierto.
Hace más de un mes, Aleksandr llegó a Reynosa, después de un largo viaje desde Moscú, que incluyó paradas en Cuba y Cancún, México. Sin un boleto de regreso a su ciudad natal y con un horizonte incierto ante la inminente presidencia de Trump, Aleksandr se plantea cruzar la frontera sin autorización si no consigue una cita oficial. Esta decisión está motivada por la promesa del presidente electo de eliminar la aplicación CBP One, una herramienta esencial para gestionar citas migratorias en Estados Unidos.
Desde su implementación en enero de 2023, CBP One ha permitido a más de 930,000 personas presentar sus casos en los puertos de entrada de Estados Unidos. Sin embargo, el limitado número de 1,450 espacios diarios a lo largo de la extensa frontera ha generado largas esperas, a menudo de semanas o meses. La incertidumbre y la urgencia apremian a los migrantes como Aleksandr, quien se siente obligado a tomar decisiones arriesgadas.
Perspectivas de otros migrantes
En el mismo albergue, Carlos Zúñiga, un migrante hondureño, aguarda con paciencia junto a sus dos hijos. Huyendo de la violencia en su país, Zúñiga mantiene la esperanza de ingresar a Estados Unidos legalmente. «He aprendido a vivir con fe», comenta, rechazando la idea de un cruce irregular en favor de una espera respetuosa.
Especialistas en migración, como Yael Schaher de Refugees International, advierten que la eliminación de CBP One podría empujar a los migrantes hacia rutas peligrosas y en manos de traficantes, como ha sucedido con Shevane Martínez. Proveniente de Nicaragua, Martínez y su familia pagaron más de 30,000 dólares para cruzar el río Grande, evidenciando los riesgos que enfrentan aquellos que se ven sin alternativas.
Con la llegada de Trump al poder, las políticas migratorias enfrentan un potencial cambio drástico, dejando a Aleksandr, Zúñiga y miles más en una situación precaria y llena de incógnitas. La comunidad migrante en la frontera sigue esperando, con la esperanza de que sus sueños de una vida mejor no se vean frustrados.
EFE