En Nairobi, Kenia, un tribunal ha ratificado la sentencia de veinte años de prisión para el exdiplomático venezolano Dwight Sagaray y tres ciudadanos kenianos, quienes fueron condenados por el asesinato de la embajadora interina de Venezuela, Olga Fonseca, ocurrido en julio de 2012. El fallo, emitido el pasado viernes y confirmado por fuentes judiciales este lunes, rechazó el recurso presentado por los condenados en agosto de 2023.
La decisión del Tribunal de Apelaciones de Nairobi fue contundente, afirmando que las pruebas presentadas formaban «una cadena que no deja ninguna duda» sobre la implicación de los acusados en la «trama, planificación y ejecución del asesinato». Los jueces consideraron que la pena era «muy indulgente» en comparación con la gravedad del delito.
La jueza Roselyn Korir, del Tribunal Superior de la capital keniana, declaró a los acusados culpables en enero de 2023, señalando que Sagaray mantenía una relación hostil con Fonseca, motivada por un conflicto de intereses sobre el liderazgo de la embajada. Este conflicto, según el tribunal, fue el detonante del asesinato.
Además de Sagaray, los kenianos Ahmed Omido, Alex Sifuna y Moses Kiprotich también fueron declarados culpables. Se determinó que los acusados se reunieron en cuatro ocasiones para planear el asesinato, por el cual habrían pagado 486.000 chelines kenianos (aproximadamente 3.465 euros). Un ciudadano keniano, Mohamed Ahmed Hassan, quien también participó en las reuniones, sigue siendo buscado por la justicia.
A pesar de las declaraciones de los testigos y la evidencia presentada, Sagaray argumentó que no fue visto en la residencia de la embajadora el día del asesinato. No obstante, el tribunal desestimó sus afirmaciones y también su alegato de retirada ilegal de inmunidad diplomática.
Fonseca, de 57 años, asumió su rol en la embajada venezolana a inicios de julio de 2012, sucediendo al embajador Gerardo Carrillo Silva, quien enfrentaba denuncias de acoso sexual. La embajadora fue encontrada sin vida, estrangulada en su residencia de Nairobi el 26 de julio de 2012, con evidentes signos de violencia.
EFE
