En su reciente discurso ante el Congreso de los Estados Unidos, Donald Trump reiteró su interés en Groenlandia, anunciando que el país «asumirá el control de una manera u otra». Durante su intervención, el exmandatario estadounidense expresó un firme respaldo al derecho de los groenlandeses de determinar su propio futuro, al tiempo que extendía una invitación para unirse a los Estados Unidos de América.
Trump prometió a los habitantes de Groenlandia que Estados Unidos «los mantendrá a salvo, los hará ricos y juntos llevarán a Groenlandia a alturas que nunca antes creyeron posibles». Estas declaraciones subrayan la importancia que otorga Trump a Groenlandia como un componente estratégico para la seguridad internacional y global.
El interés de Trump en Groenlandia no es nuevo. Durante su primer mandato, ya había planteado la posibilidad de comprar la isla más grande del mundo, que aunque pertenece a Dinamarca, goza de amplios derechos de autonomía desde 1979. La isla, rica en petróleo y minerales, también alberga la base militar estadounidense de Pituffik y diversas infraestructuras de la OTAN.
A pesar de la insistencia de Trump, los funcionarios daneses han rechazado rotundamente las propuestas de adquisición del territorio. La estrategia de Trump se centra en la persuasión, aunque dejó claro que no se rendirá si esta falla. «Lo conseguiremos de una forma u otra», aseguró con determinación.
El interés de Estados Unidos en Groenlandia se vincula con la percepción de la isla como una necesidad crítica para sus objetivos de seguridad nacional y la promoción de la libertad a escala mundial. Este renovado enfoque ha captado la atención internacional, resaltando la relevancia estratégica de Groenlandia en el ámbito de la política global.
EFE