La administración del presidente Donald Trump se alista para incautar más buques petroleros sancionados que transportan crudo venezolano frente a las costas de Estados Unidos, como parte de una nueva fase de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro, informaron funcionarios estadounidenses al portal Axios. La medida sigue a la primera incautación de un superpetrolero con petróleo venezolano, el Skipper, interceptado la semana pasada en aguas internacionales, considerada un punto de inflexión en la estrategia de Washington hacia Caracas.
“El presidente tiene muchas herramientas en su caja de herramientas, y esta es una de ellas”, señaló un asesor de Trump citado por Axios, en referencia a la confiscación de buques que transportan crudo venezolano.
Según datos de TankerTrackers y de la agencia Reuters, hasta 39 buques petroleros con alrededor de 11 millones de barriles de crudo venezolano se encuentran actualmente en aguas venezolanas o en zonas cercanas. Al menos 18 de esos buques están sancionados por Estados Unidos y ocho de ellos son tanqueros de gran capacidad, similares al Skipper, capaces de transportar cerca de dos millones de barriles cada uno. “Es un buffet bastante amplio para que Estados Unidos elija”, afirmó Samir Madani, cofundador de TankerTrackers.
Fuentes de la administración indicaron que, por ahora, Washington espera que los buques se desplacen a aguas internacionales para proceder legalmente a su confiscación, aunque no descartan solicitar órdenes judiciales que permitan intervenirlos incluso en aguas venezolanas. En paralelo, el gobierno estadounidense ha intensificado la imposición de sanciones, incorporando nuevos buques a la lista de Nacionales Especialmente Designados (SDN) del Departamento del Tesoro. El viernes, seis petroleros adicionales fueron incluidos en esa lista, junto con familiares de Maduro y un empresario vinculado a la industria petrolera.
“La realidad es que podemos interceptar cualquier barco que transporte petróleo venezolano y confiscarlo con bastante rapidez”, aseguró otro asesor, recordando que Pdvsa está sancionada desde 2019. Las autoridades venezolanas han calificado estas acciones como “piratería internacional”, mientras Maduro denuncia una ofensiva estadounidense destinada a asfixiar económicamente al país.
La nueva fase de presión también ha encendido las alarmas por las declaraciones de Trump, quien hace algunos días sugirió la posibilidad de ataques terrestres contra Venezuela, en el marco de la lucha contra el narcotráfico. “Ahora estamos empezando por tierra, y por tierra es mucho más fácil”, afirmó el mandatario, sin precisar objetivos ni plazos.
De acuerdo con fuentes cercanas a la Casa Blanca, asesores han presentado al presidente opciones que incluyen ataques con misiles contra presuntos laboratorios de droga, depósitos e instalaciones militares antiaéreas dentro del territorio venezolano, aunque hasta ahora no se ha autorizado ninguna operación de ese tipo.
Gran parte del petróleo venezolano se transporta a través de la llamada “flota en la sombra”, integrada por más de 1.400 buques que operan con registros opacos y prácticas diseñadas para evadir sanciones internacionales. Analistas advierten que nuevas acciones contra estos buques, incluso aquellos aún no sancionados, podrían incrementar la tensión regional y generar incertidumbre en el comercio marítimo. “Es el tipo de medidas que van a inquietar y causar ansiedad entre los operadores”, señaló Fernando Ferreira, analista de riesgo geopolítico de Rapidan Energy Group.
Mientras tanto, Venezuela enfrenta una parálisis casi total del tráfico aéreo comercial, mayores dificultades para exportar petróleo y oro, y un creciente aislamiento internacional, en medio de una estrategia estadounidense que combina presión económica, sanciones y disuasión militar, según expertos citados en los hechos.
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