Al menos diez presos políticos, mayoritariamente detenidos en el contexto poselectoral, fueron liberados del Centro Penitenciario de Aragua, conocido como la cárcel de Tocorón, el pasado sábado 3 de mayo. La información, de carácter extraoficial y divulgada por el diario Yaracuy al Día citando una fuente confidencial, aún no ha sido confirmada por las autoridades venezolanas ni por organizaciones no gubernamentales dedicadas a la defensa de estos detenidos.
Según los reportes iniciales, los liberados salieron de la penitenciaría a bordo de un autobús asignado al Ministerio de Asuntos Penitenciarios en horas de la noche. Entre los excarcelados se encuentra Reiber Colmenárez, quien fue detenido en agosto del año pasado en el municipio Cocorote, Yaracuy. Actualmente, se desconoce bajo qué condiciones fue liberado y si ha retornado a su residencia o ha sido trasladado a Caracas para acordar su situación legal.
Los demás liberados provienen de las ciudades de Valencia, estado Carabobo, y de Caracas. La aparente excarcelación coincidió con el fallecimiento de Lindomar Jesús Amaro Bustamante, quien se quitó la vida en su celda en Tocorón. Bustamante, de 27 años, llevaba nueve meses detenido tras haber sido arrestado durante las protestas poselectorales en el estado Cojedes.
El Comité por la Libertad de los Presos Políticos (Clippve) denunció que la muerte de Bustamante se debió a la falta de atención médica, a pesar de haber atentado contra su vida en varias ocasiones. La organización también informó que Jhoandri Joel Silva Lara, otro detenido en el contexto poselectoral, intentó suicidarse el mismo día, aunque fue llevado a un centro de salud y se encuentra estable, según la ONG Foro Penal.
Silva, trabajador de 26 años, había sido arrestado tras acudir a una farmacia en Cojedes para comprar medicinas para su hija. Recientemente fue dado de alta del Hospital Militar de Maracay después de sufrir una crisis nerviosa causada por las condiciones de su detención.
El Clippve destacó que tanto Bustamante como Silva fueron sometidos a condiciones inhumanas en «celdas de castigo» conocidas como «el tigrito», utilizadas como medio de tortura psicológica. La situación en la cárcel de Tocorón, y las recientes liberaciones, continúan siendo objeto de atención y preocupación a nivel nacional e internacional.
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