El canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Yván Gil, emitió fuertes declaraciones dirigidas al gobierno de Argentina, encabezado por Javier Milei, instando a que «asuman las consecuencias de sus actos». Gil acusó a las autoridades argentinas, incluidos Milei y Patricia Bullrich, de intentar incorporar elementos violentos en Venezuela y afirmó que han dejado «innumerables pruebas físicas» que los vinculan a un supuesto plan terrorista.
Gil se refirió específicamente a la detención de un gendarme argentino en territorio venezolano, quien, según él, está siendo procesado «con pleno respeto al Estado de Derecho y la justicia venezolana». El funcionario venezolano exhortó a las autoridades argentinas a «dejar la desesperación» y enfrentar las consecuencias de sus acciones, las cuales, según sus palabras, «avergüenzan al noble pueblo argentino».
Simultáneamente, el presidente argentino, Javier Milei, calificó la detención del funcionario argentino Nahuel Gallo en Venezuela como un «secuestro ilegal». Milei declaró que Gallo fue arrestado por visitar a su pareja y su hijo, y exigió su liberación inmediata, asegurando que Argentina agotará «todas las vías diplomáticas» para lograr su regreso seguro.
Por otra parte, el ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz de Venezuela, Diosdado Cabello, confirmó la detención de Gallo en una rueda de prensa. Cabello descartó que la visita de Gallo tuviera un propósito personal, describiendo la justificación como una «fachada repetida por otros espías». Cuestionó además cómo un funcionario con salario de policía podía permitirse viajar a Venezuela.
Cabello también criticó las declaraciones de Patricia Bullrich, a quien calificó de «fascista» por amenazar a Venezuela con la guerra, sugiriendo que, en lugar de eso, debería «declarar la guerra a Gran Bretaña» por la cuestión de las Islas Malvinas.