El Papa León XIV ha elevado a los altares a José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, convirtiéndolos en los primeros venezolanos en ser canonizados en la historia de la Iglesia Católica. La ceremonia se llevó a cabo el 19 de octubre en una solemne misa en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, donde miles de fieles se congregaron para presenciar este significativo evento.
José Gregorio Hernández, conocido como «el médico de los pobres», dedicó su vida al cuidado de los más necesitados. Nacido en 1864 en Isnotú, estado Trujillo, su legado perdura en la memoria colectiva del pueblo venezolano como un símbolo de esperanza y servicio. Su muerte en 1919 no detuvo la devoción que genera, siendo invocado en tiempos de crisis y en hospitales de toda Venezuela.
Por su parte, Carmen Rendiles, quien nació en 1903 en Caracas, fundó la Congregación Siervas de Jesús, una orden dedicada a la educación y al acompañamiento espiritual. A pesar de su discapacidad, lideró obras comunitarias con discreción y firmeza, convirtiéndose en un ejemplo de cómo transformar la fragilidad en fortaleza.
Esta canonización coincide con un momento crítico en Venezuela, marcada por profundas crisis políticas y económicas. Sin embargo, las figuras de Hernández y Rendiles emergen como referentes de unidad y fe, capaces de trascender cualquier división ideológica. La proclamación de estos nuevos santos es más que un reconocimiento eclesiástico; es una invitación a la reconciliación nacional y a encontrar en el pasado ejemplos de humanidad y redención.
Además de Hernández y Rendiles, el Papa León XIV declaró santos a otros cinco beatos: Ignacio Maloyan, Pedro To Rot, Vincenza Maria Poloni, María Troncatti y Bartolo Longo, recordando sus contribuciones a la Iglesia y al mundo en distintos contextos históricos. Este acto de canonización ha sido un evento de reafirmación espiritual para miles de personas que vieron en estos santos un reflejo de la fe y el sacrificio.
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