Ahiza Guillermina Maestre Betancourt, directora del Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF), fue aprehendida recientemente debido a su presunta vinculación con actos de corrupción dentro del mencionado centro penitenciario, el cual está ubicado en Los Teques, estado Miranda. Este suceso ha causado conmoción, despertando una serie de interrogantes sobre las condiciones de seguridad y control al interior de las cárceles venezolanas.
La detención tuvo lugar a raíz de una requisa exhaustiva realizada por efectivos de la Policía Nacional Bolivariana y funcionarios del Ministerio del Servicio Penitenciario el pasado viernes. Durante el operativo, que se extendió por más de nueve horas, las autoridades incautaron alrededor de 50 teléfonos celulares. Según declaraciones de las internas, estos dispositivos fueron introducidos al penal con el consentimiento de Maestre, según reseña el diario local Avance. De hecho, se informó que la propia directora tenía en su posesión tres teléfonos en los bolsillos de un suéter al momento de la requisa.
Maestre fue trasladada a la sede de la División de Investigación Penal de la Policía Nacional Bolivariana y se espera que en las próximas horas quede a disposición del Ministerio Público para continuar con las diligencias pertinentes.
Paralelamente, este caso de corrupción se suma a las detenciones de dos efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, José Gregorio Armas y Víctor Andrés Guevara Castillo, quienes fueron capturados hace 20 días. Ambos militares desempeñaban funciones de custodia en el INOF y enfrentan acusaciones por introducir, de manera ilícita, equipos celulares y otros artículos al penal, tales como cigarrillos, ropa, juguetes sexuales y medicinas, con la intención de comerciarlos con las reclusas.
El Tribunal Segundo de Control les dictó privativa de libertad por delitos como retraso u omisión intencional de funciones agravadas, introducción ilícita de equipos y agavillamiento. Este tipo de prácticas, que contravienen las normas de seguridad penitenciaria, son un ejemplo de las irregularidades persistentes en los centros de detención en Venezuela.
El uso de teléfonos móviles, a pesar de estar prohibido, ha sido un medio para que los reclusos y las reclusas evidencien irregularidades durante procedimientos como las requisas e, incluso, las condiciones inhumanas en que se encuentran. En la cárcel La Crisálida, también en Los Teques, las mujeres han denunciado a través de videos la presunta violación de sus derechos humanos, lo que subraya la necesidad urgente de revisar y reforzar las medidas de control y seguridad en el sistema penitenciario del país.
Cortesía El Nacional