Según la narrativa oficial del régimen venezolano, la masiva migración de sus ciudadanos se debe principalmente a las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos. Sin embargo, el sociólogo Tomás Páez, presidente del Observatorio de la Diáspora Venezolana, explora una perspectiva diferente al asignar la verdadera responsabilidad al socialismo del siglo XXI.
Páez, destacado por sus extensas investigaciones sobre la migración, afirma que el socialismo, aunque disfrazado con un apellido moderno, sigue llevando consigo los mismos problemas del pasado: pobreza, miseria, racionamiento y diáspora. Comparando la situación venezolana con la de antiguos regímenes socialistas, describe un panorama en el que las limitaciones personales y económicas obligan a los habitantes a buscar refugio más allá de sus fronteras.
La diáspora venezolana es un fenómeno sin precedentes, alcanzando un 27% de la población total del país, en contraste con otros casos migratorios como el de México, donde los emigrantes representan menos del 15% en proporción a su población mayor. Según datos del Observatorio de la Diáspora Venezolana, 8,8 millones de venezolanos residen actualmente fuera del país, una cifra que supera las estimaciones de otras organizaciones internacionales.
Tomás Páez insiste en que «no son las sanciones» el motor detrás de esta migración. Asegura que durante el mandato de Hugo Chávez, Venezuela experimentó los mayores ingresos en su historia, solo para ver esos recursos diluirse en gestiones poco eficientes, resultando en la destrucción de industrias y la dependencia de importaciones.
Además del aspecto económico, Páez subraya las razones sociales y políticas como catalizadores de esta salida masiva. Problemas como la inseguridad y la persecución política son inquietantes realidades para muchos, desde periodistas hasta ingenieros que ven truncadas sus oportunidades laborales. La falta de libertad y la cultura de miedo se agravan con testimonios como el de Rocío San Miguel y su familia, que se convierten en advertencias palpables para el resto de la sociedad.
El sociólogo también critica la forma en que el régimen se ha dirigido a los venezolanos en el extranjero, incrementando una xenofobia interna al descalificar a los emigrantes con términos despectivos. Esta actitud, asegura Páez, refleja un desprecio que viene de lo más alto del gobierno.
A pesar de las adversidades, la diáspora venezolana ha demostrado una notable capacidad organizativa, con más de 1.300 organizaciones de la sociedad civil activas a nivel internacional. Estas organizaciones no solo denuncian problemas políticos dentro de Venezuela, sino que también refuerzan la conexión con su país natal, a través de campañas, actividades parlamentarias y programas radiales. Según Páez, este movimiento representa un compromiso sólido con Venezuela, aunque reconoce que aún falta una conducción efectiva.
En resumen, para el analista y sociólogo Páez, el fracaso del modelo socialista es testimonio del porqué millones de venezolanos han optado por empezar de nuevo en tierras lejanas, buscando la dignidad y oportunidades que, actualmente, se les niegan en su nación de origen.
