Carlos Rodríguez, presidente del Centro de Estudiantes del Decanato de Ciencias de la Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), ha alzado la voz ante la crítica situación que enfrentan los estudiantes universitarios, marcada por la dificultad económica y la insuficiencia de las becas. En una entrevista para El Impulso, Rodríguez hizo un llamado a las autoridades pertinentes para reorientar los recursos y asegurar el derecho a la educación.
Según Rodríguez, la alta exigencia académica de la UCLA, que se posiciona como la quinta mejor universidad de Venezuela, hace «complejo» para los estudiantes combinar el estudio con un trabajo. Sin embargo, el apoyo universitario es limitado: la beca económica es de cinco dólares, un monto que no cubre las necesidades básicas de un estudiante.
La situación es igualmente precaria en el ámbito de las becas comedor. Rodríguez señaló que «solo hay un límite de 400 becas para más de 7.700 estudiantes, lo que representa apenas el 5% de la matrícula», calificando esta realidad de «muy injusta» y una vulneración de los derechos estudiantiles. Además, el transporte se suma a la lista de necesidades urgentes, ya que muchos decanatos presentan dificultades de acceso y seguridad.
A pesar de que la deserción estudiantil ha disminuido en el Decanato de Ciencias de la Salud desde la pandemia, con aulas abarrotadas en carreras como Medicina y Enfermería, Rodríguez reconoce que esta no es la realidad en todos los decanatos. Factores como la seguridad, el transporte y las oportunidades laborales futuras influyen en la decisión de los estudiantes de continuar o no sus estudios, especialmente en carreras con menor demanda en el mercado actual.
El representante estudiantil enfatizó la necesidad de ajustar el monto de las becas a la canasta básica alimentaria, que oscila entre 500 y 600 dólares. «Toda beca, todo salario debe ir ajustado a la canasta básica alimentaria. Dar una cifra menor a eso sería básicamente engañar», afirmó. Para Rodríguez, garantizar una beca digna es una «inversión de la nación», ya que permite a los jóvenes enfocarse en sus estudios y, en el futuro, convertirse en profesionales productivos que contribuirán al progreso del país.
El Impulso