La Confederación de Asociaciones de Productores Agrícolas de Venezuela (Fedeagro) levantó una alerta significativa para el sector agropecuario del país, enfatizando las pérdidas que experimentan los productores locales por la marcada discrepancia entre el valor del dólar oficial y el dólar paralelo, que al pasado viernes 11 de octubre representaba una diferencia del 22,7%. Así lo afirmó Celso Fantinel, presidente de Fedeagro, quien subrayó el impacto que esta situación tiene en las finanzas de los productores.
Fantinel ofreció un análisis detallado sobre cómo la situación económica afecta a los agricultores venezolanoss. Al recibir pagos en moneda local, el bolívar, y verse obligados a adquirir insumos a precios establecidos en dólares, los productores enfrentan inevitables pérdidas. Esta problemática se suma a la escasez de divisas y combustible, factores que se han intensificado en los meses recientes, dificultando aún más la operativa del sector.
En sus declaraciones durante una entrevista con Fedecámaras Radio, reportada por Banca y Negocios, Fantinel reveló las serias deudas de hasta tres meses que mantienen los supermercados con el sector agropecuario, poniendo en riesgo la solvencia y sostenibilidad de los productores.
El representante de Fedeagro también reflexionó sobre la dependencia del país en cuanto a la importación de insumos que podrían fabricarse localmente. Actualmente, se estima que estos importes suponen un gasto de más de 800 millones de dólares, una cifra que podría reinvertirse en el desarrollo agrario del país, posibilitando la generación de alrededor de 350.000 empleos.
Con la importación de 850 millones de kilos de maíz amarillo, 310 millones de kilos de maíz blanco, 200 millones de kilos de arroz y 170 millones de kilos de azúcar, Fantinel enfatizó: “Nuestra agricultura debería generar mucha riqueza y también productos, no solo para cubrir la demanda interna, sino también para exportar y generar entrada de divisas que ahora tanta falta nos hace”.
La advertencia de Fedeagro resalta la imprescindible necesidad de una reestructuración en el manejo de la economía agropecuaria del país, abogando por soluciones que redunden en beneficios para los productores y fortalezcan el sector, crucial en la economía venezolana y su capacidad para generar independencia y prosperidad en el largo plazo.