El panorama político venezolano vuelve a teñirse de incertidumbre. El opositor Juan Pablo Guanipa ha denunciado que las acusaciones formuladas en su contra fueron obtenidas bajo «coacción», tras ser vinculado por el ministro de Interior, Diosdado Cabello, a una supuesta trama de corrupción en la Alcaldía de Maracaibo, estado Zulia. Esta acusación sostiene que los fondos malversados eran destinados a financiar actividades de campaña de la oposición.
En un video difundido a través de la red social X, Guanipa se defendió alegando: «Se me pone como cabecilla de una estructura de la cual jamás he formado parte porque simplemente no existe». Resaltando la falta de fundamentos en su contra, subrayó que el testimonio de su hermano, Pedro Guanipa, presentado por Cabello en el canal estatal VTV, carece de validez debido a la presunta coacción.
Cabello afirmó que Guanipa recibía semanalmente unos 50.000 dólares. No obstante, según el video presentado, su hermano afirmó que el financiamiento para las actividades políticas del exparlamentario era de aproximadamente 6.000 dólares mensuales.
Guanipa, quien se mantiene bajo resguardo, denunció una escalada represiva por parte del «régimen» de Nicolás Maduro, alertando sobre una «vorágine represiva» sin precedentes en Venezuela. Asegura que se busca cualquier método para intimidar a aquellos que se oponen al «descarado robo electoral» de las presidenciales del 28 de julio.
Distracción y Desmoralización como Estrategia
El exdiputado también indicó que las falsas acusaciones buscan desviar el foco del objetivo central: «lograr que se respete la soberanía popular». En su discurso, defendió el triunfo de Edmundo González Urrutia como el legítimo vencedor de las elecciones, rechazando la reelección de Maduro como un fraude.
Guanipa expresó con firmeza: «Pretenden desmoralizarnos para que bajemos la guardia y cedamos en la lucha por la democracia y la liberación de Venezuela. Pero nuestra única opción es seguir», subrayando su compromiso con la causa opositora.
Las secuelas de las elecciones presidenciales han profundizado la crisis en el país, resultando en protestas masivas y la detención de más de 2.400 personas. Este escenario refuerza la urgente necesidad de un diálogo constructivo y un compromiso genuino hacia la restauración democrática en Venezuela.
