El inicio del año escolar 2024-2025 en Venezuela ha estado marcado por una serie de compromisos del Ministerio de Educación, encabezado por Héctor Rodríguez. Entre las promesas destacadas se encuentran la entrega de kits escolares, la reparación de infraestructuras escolares, un nuevo programa social para docentes y un Programa de Alimentación Escolar (PAE) que beneficiaría a cuatro millones de niños. No obstante, al transcurrir casi un mes del inicio de este ciclo académico, ni los profesores ni los alumnos han visto cumplidos estos anuncios.
A pesar de que la nueva administración ministerial ha expresado su intención de transformar la educación en el país, los problemas persisten. Docentes consultados señalan que el PAE sigue siendo insuficiente tanto en calidad como en cantidad, ya que los carbohidratos dominan las porciones ofrecidas. Además, las escuelas continúan exhibiendo el mismo estado de deterioro que al finalizar el ciclo anterior, mientras que los útiles y uniformes escolares aún no han llegado a todos los estudiantes, a pesar de la vulnerabilidad de las familias.
Rubén Padrón, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza en Distrito Capital, ha denunciado que el deterioro de las escuelas a nivel nacional alcanza un preocupante 70%, cifra que se sitúa en 40% en el Distrito Capital. Según Padrón, el Gobierno no logró completar las obras y reparaciones prometidas.
Aunque hubo intervenciones en algunas escuelas grandes, muchas otras no han recibido atención alguna. Las escuelas de la parroquia Sucre de Caracas, por ejemplo, enfrentan filtraciones, baños deteriorados y problemas de seguridad, además de fallas en el sistema eléctrico y la pintura.
Informes de la Red de Observadores Escolares 2023-2024 revelan que el 48,10% de las instituciones tiene los baños inutilizables y el 51,9% reporta un deficiente servicio eléctrico.
Daniel*, profesor de Educación Física, declaró que las condiciones de la cancha de su escuela en Catia no son las adecuadas para impartir clases. «Muchos balones están desinflados, no hay tableros de baloncesto», señaló, indicando que deben pagar las reparaciones de su bolsillo.
A pesar de que el ministro Rodríguez anunció que las Brigadas Comunitarias Militares (Bricomiles) habían renovado más de ocho mil planteles, la realidad es que son más de 26.000 las instituciones educativas públicas en el país, según la Federación Venezolana de Maestros.
La ayuda del Estado parece focalizarse en aquellas escuelas con mayor visibilidad, descuidando otras de difícil acceso, lo que ha generado una percepción de mejora en la infraestructura que no se ajusta a la realidad.
En cuanto al Programa de Alimentación Escolar, Padrón denuncia que este no cuenta con un presupuesto fijo y que a menudo depende de la organización comunitaria para recolectar alimentos. Según Gliseidy Parra, docente en Nuevo Horizonte, los insumos suelen ser insuficientes, obligando a los padres a colaborar con alimentos y productos de limpieza.
El panorama no es muy distinto en materia de recursos para estudiantes y docentes. La entrega prometida de zapatos y útiles escolares ha sido deficiente. Aunque algunos maestros recibieron calzado, este presentaba notables defectos, y 45,65% de los docentes encuestados no pudo adquirir zapatos nuevos durante 2023.
Las promesas de distribuir kits escolares y uniformes a más de dos millones de estudiantes tampoco han visto la luz en muchas regiones. La educación venezolana sigue enfrentando retos, y las promesas aún no han logrado saldar sus deudas fundamentales.
Cortesía Tal Cuál
