El gobierno del cuestionado Nicolás Maduro ha manifestado su intención de mantener «canales diplomáticos abiertos» con Estados Unidos tras la visita de Richard Grenell, enviado especial del entonces presidente Donald Trump, a la ciudad de Caracas. El encuentro, celebrado en el palacio presidencial de Miraflores, fue anunciado por la administración chavista a través de un comunicado en el que se destacó la propuesta de Maduro para una «agenda cero para un nuevo comienzo en las relaciones bilaterales» que fueron rotas desde el año 2019.
Pese a esta apertura declarada por Caracas, Washington ha reiterado su postura de no reconocer a Maduro como presidente legítimo de Venezuela. La misión de Grenell ha sido descrita por autoridades estadounidenses como «muy específica», enfocándose principalmente en persuadir a Caracas para que acepte vuelos de deportación de migrantes indocumentados y en buscar la liberación de ciudadanos estadounidenses que se encuentran detenidos en prisiones venezolanas.
Durante las conversaciones, se abordaron «diversos temas de interés para ambos países», según el comunicado venezolano. Entre los puntos discutidos se mencionó la migración, el impacto «negativo» de las sanciones económicas, la situación de «ciudadanos estadounidenses incursos en delitos en territorio nacional» y la «integridad del sistema político venezolano». Asimismo, la administración venezolana subrayó «la necesidad de darle un giro a las relaciones».
El encuentro fue precedido por una «solicitud de audiencia» de Grenell a Maduro, recibida el día anterior. Paralelamente, Donald Trump reiteró su negativa a permitir la compra de petróleo venezolano, contrastando con el enfoque de su predecesor, Joe Biden, quien había relajado las sanciones permitiendo a algunas empresas, incluida la estadounidense Chevron, operar en el país que posee las mayores reservas probadas de crudo del mundo.
En la reunión también estuvo presente Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento y jefe negociador del chavismo, quien ha representado a Maduro en reuniones con funcionarios de la administración estadounidense anterior. Por otro lado, Mauricio Claver-Carone, encargado de Latinoamérica en el Departamento de Estado, expresó en una llamada con la prensa que, tras la misión de Grenell, «Estados Unidos y el presidente Trump esperan que Nicolás Maduro reciba de vuelta a todos los criminales y miembros de pandillas venezolanos» y que lo haga «sin condiciones».
Con estos desarrollos, las relaciones entre ambos países se encuentran en un punto crítico, con un panorama de desafíos diplomáticos que promete continuar bajo el escrutinio internacional.