Tras dos meses de angustia y trámites infructuosos, las madres de los adolescentes y jóvenes detenidos en la represión poselectoral en Venezuela, hacen un conmovedor llamado por la libertad de sus hijos. Con pancartas y lágrimas en los ojos, exigen justicia frente a irregularidades judiciales y denuncian el abuso de poder por parte del Estado.
Un Dolor Insoportable
María González no soltaba el cartel con la foto de su hijo Johanny Vásquez, detenido el 29 de julio en las protestas desencadenadas tras los resultados electorales que proclamaron a Nicolás Maduro como ganador. «Libertad para los presos políticos,» rezaba el mensaje en su pancarta, mientras María, con respiración agitada y los ojos llenos de lágrimas, expresaba su dolor: “Tengo una presión en el pecho, me duele mucho”.
La hija de María se encarga de todos los trámites judiciales, mientras su madre lidia con la tristeza y la desesperanza. La situación es similar para muchas otras familias, donde la rutina y las responsabilidades laborales se han detenido debido a las detenciones arbitrarias de sus seres queridos.
Madres Desesperadas
«Estamos desesperadas, sentimos impotencia, rabia y decepción cuando les dicen terroristas. Mi hijo tiene 16 años y si le meten 10 años de cárcel va a salir de 26 años, se ha perdido su vida ahí,» contaba una madre entre lágrimas. Este domingo 28 de septiembre se cumplen dos meses desde los arrestos de adolescentes y jóvenes, muchos de ellos imputados por terrorismo y incitación al odio, con condenas que varían de 10 a 30 años.
Sin Respuesta de la Defensa Pública
Nérida Ruiz, madre de un joven de 16 años detenido, ha rogado por su libertad mientras batalla contra un sistema judicial ineficiente. A pesar de recibir apoyo de su jefe en la mueblería donde trabaja como cajera, Nérida pidió vacaciones para enfocarse en la liberación de su hijo. «Es fuerte porque vamos a los tribunales y no hay despacho, la fiscal salió de vacaciones y la suplente nunca está, no nos informan nada. Tenemos defensor público impuesto,» relata con frustración.
Hermanas al Frente
Las hermanas también han tomado un papel crucial en esta lucha. Gabrielis Ramírez, de 19 años, ha asumido la responsabilidad de asistir a los tribunales para evitar una crisis nerviosa en su madre, quien sufre de hipertensión. Con sus dos hermanos detenidos, Gabrielis se suma al comité de Madres en Defensa de la Verdad que ha exigido la liberación de sus parientes encarcelados.
El comité fue formado por familiares de detenidos en el contexto de las protestas, acusados de terrorismo e incitación al odio, a quienes no se les ha permitido una defensa privada. El 26 de septiembre, entregaron una carta al fiscal Tarek William Saab pidiendo que se respete el debido proceso y se garantice la trasparencia en las investigaciones.
Clamor Internacional
La Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela ha documentado la detención de 158 adolescentes y ha recomendado al Estado venezolano asegurar la transparencia en las investigaciones y respetar el debido proceso. Los familiares de los detenidos también han contado con el apoyo internacional, aunque la angustia continúa. “No son terroristas, son inocentes,” gritaban los familiares afuera del Ministerio Público.
Muchos de estos jóvenes han sido trasladados al Internado Judicial de Carabobo y solo se les permite una llamada cada 15 días, ni siquiera se ha podido constatar su estado de salud.
En esta lucha por la justicia, las madres, hermanas y familiares de los detenidos han convertido su dolor en un firme reclamo de libertad y derechos humanos. La esperanza y la insistencia, aunque desgastantes, se mantienen vivas mientras continúan exigiendo justicia para sus seres queridos.