Nicolás Maduro firmó un decreto de conmoción externa, argumentando que el país enfrenta amenazas externas provenientes de los Estados Unidos. La medida, según la vicepresidenta Delcy Rodríguez, busca reforzar la defensa nacional frente a posibles agresiones que podrían comprometer la estabilidad venezolana.
Durante un acto con el cuerpo diplomático acreditado en el país, Rodríguez explicó que el decreto “otorga poderes especiales al jefe de Estado en materia de defensa y seguridad” si EE. UU. “se atreviere a agredir” a Venezuela. “Maduro suscribió el decreto de conmoción externa”, precisó.
La normativa se enmarca dentro de la ley de estados de excepción, y contempla la restricción temporal de ciertos derechos constitucionales. Rodríguez insistió: “Hay una Venezuela compacta en la defensa de nuestro país… Jamás entregaremos la patria”.
Según la versión oficial, Washington desplegó en el Caribe ocho buques de guerra y un submarino nuclear como parte de operaciones anticrimen, destruyendo al menos tres embarcaciones que aludía estar vinculadas al narcotráfico venezolano, con un saldo de 14 fallecidos.
Rodríguez advirtió que una agresión militar no afectaría solo al gobierno sino al país entero, “quizá por décadas”, y que incluso Estados Unidos sentiría el impacto. Aseguró que serán juzgadas aquellas personas que “promuevan, apoyen o hagan apología” de una acción armada contra Venezuela.
¿Qué implica el decreto de conmoción exterior?
El artículo 338 de la Constitución contempla esta figura para casos de conflicto externo que representen peligro a la seguridad nacional, sus ciudadanos o instituciones. El decreto tiene un plazo inicial de 90 días, prorrogables otros 90, y concede al Ejecutivo facultades extraordinarias para movilizar tropas, restringir derechos civiles y controlar información.
La aprobación de la prórroga corresponde a la Asamblea Nacional y el decreto debe someterse al control de la Sala Constitucional del TSJ dentro de los ocho días siguientes a su firma.
Reacciones y riesgos
Juristas y sectores de la oposición han advertido que la medida podría usarse para restringir libertades civiles, aumentar la censura y fortalecer el rol militar en la política. A nivel internacional, la decisión puede agravar la tensión con EE. UU. y abrir paso a nuevas sanciones, al tiempo que estrecha vínculos con potencias como Rusia, China o Irán.
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