Nicolás Maduro, líder del régimen venezolano, se dirigió al Consejo Nacional por la Soberanía y la Paz para hablar sobre la creciente presión ejercida por el Gobierno de Estados Unidos. Este pronunciamiento coincide con un anuncio del presidente Donald Trump desde la Casa Blanca, donde se informó sobre la autorización a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para entrar en Venezuela y la consideración de acciones terrestres contra los carteles venezolanos.
Desde el Despacho Oval, Trump declaró que el territorio marítimo está «controlado» por las Fuerzas Armadas, aumentando así las tensiones en la región. Ante esto, Maduro rechazó el despliegue militar estadounidense frente a las aguas venezolanas, insistiendo en que no busca «la guerra». En su discurso, Maduro expresó: «Los supremacistas piensan que ellos ordenan y nosotros obedecemos (…)», refiriéndose al pueblo estadounidense para evitar un conflicto en el Caribe y Suramérica.
La negativa de Estados Unidos a mantener canales diplomáticos con el régimen fue calificada por Maduro como «supremacista y nazi», denominando a dicho país como el «imperio». Enfatizó la diversidad histórica de la humanidad y criticó la idea de uniformar a todos bajo un mismo pensamiento, afirmando que dicha postura está «fuera de época».
Finalmente, Maduro se pronunció sobre los comentarios de Trump, que algunos consideran preludio al fin del régimen chavista: «No a los golpes de Estado dados por la CIA (…)», evocando memorias de pasados golpes de Estado en América Latina, como el de Pinochet en Chile. Concluyó con una fuerte declaración en contra de la intervención estadounidense: «¡Hasta cuándo golpes de Estado de la CIA! América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia».
Estos eventos reflejan una escalada de tensiones diplomáticas y militares entre Venezuela y Estados Unidos, en un contexto donde ambos países mantienen posturas firmes y contrapuestas.
Espiga Noticias