María Corina Machado presenta el «Manifiesto de Libertad» para la nueva Venezuela

Espiga Noticias webmaster
Publicada: noviembre 18, 2025

La líder venezolana y Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, publicó este martes el «Manifiesto de la Libertad», un documento que expone su visión de una nueva Venezuela basada en la dignidad humana, la libertad individual y el restablecimiento del orden democrático. El texto plantea una hoja de ruta para la reconstrucción institucional, económica y moral del país, y llama al retorno de los migrantes, a la justicia para las víctimas de crímenes de lesa humanidad y a la reintegración de Venezuela a la comunidad internacional democrática.

El manifiesto se presenta como una declaración de principios inspirada en valores republicanos y liberales. En su preámbulo, afirma que los venezolanos se alzan frente a la tiranía apelando a derechos considerados eternos y propios de todo ser humano, y sostiene que ningún gobernante, facción o fuerza puede arrebatar la libertad que se reivindica como un derecho. El texto subraya que, en una república libre, el único soberano es el pueblo y que la misión del Estado debe ser la protección de los derechos naturales de los ciudadanos.

Bajo la idea de que «el porvenir pertenece a los valientes», el documento afirma que el país se encuentra en el umbral de una nueva era en la que los derechos naturales prevalecerán y describe el fin de lo que califica como un largo y violento abuso de poder. Plantea la imagen de una «nueva Venezuela» que emerge «de las cenizas», unida en propósito, y proyecta un futuro en el que la libertad individual alcance su plenitud.

El manifiesto adopta la dignidad humana como principio rector y la describe como origen de la libertad y motor de la revitalización nacional. A partir de esta idea, propone la creación de un mercado libre de ideas y de empresa, el desarrollo pleno de cada persona y la limitación de la autoridad del Estado a la función de resguardo de derechos inalienables.

En materia de derechos, el texto sostiene que «todo venezolano nace libre» y que la libertad no es un privilegio concedido por el gobierno, sino un derecho inherente a la naturaleza humana. Afirma que los derechos inalienables son otorgados por el Creador y que ningún régimen o sistema político tiene la facultad de suprimirlos, incluyendo el derecho a vivir con dignidad, expresarse libremente, crear, soñar y prosperar como individuo.

El apartado económico plantea una «regeneración» de la economía basada en la garantía del derecho a la propiedad y en la recuperación de lo que se indica fue robado. La propiedad se define como un derecho fundamental y la manifestación del trabajo y la creatividad de una vida. El documento propone que el gobierno se limite a crear condiciones para una economía libre y competitiva, advierte contra la intervención estatal excesiva y aboga por devolver el poder «al pueblo, a los ciudadanos, al sector privado».

Entre las metas económicas, el manifiesto menciona el objetivo de triplicar la fuerza de la economía en una década, liberar las empresas estatales y devolver la explotación de los sectores petrolero y gasífero a la iniciativa privada. Plantea la visión de una Venezuela líder del hemisferio occidental y principal centro energético del mundo, así como un país que fomente un mercado abierto de ideas y de innovación en sectores como agroindustria de alta tecnología, turismo ecológico, fintech, inteligencia artificial, robótica, minerales estratégicos y defensa. El texto vincula la prosperidad derivada del trabajo con la garantía del resto de los derechos humanos.

En el ámbito de las libertades públicas, el manifiesto destaca la libertad de expresión como «piedra angular» de toda libertad y señala que el silenciamiento de las voces facilita la corrupción y la desaparición de la justicia. Propone que Venezuela recupere su voz en los espacios físicos y digitales, y subraya que el progreso del país depende del libre intercambio de ideas.

Sobre el derecho al voto, el documento define la urna electoral como defensa del pueblo frente a la opresión y sostiene que todo ciudadano debe poder votar con seguridad y sin manipulación. Afirma que el voto es expresión de la voluntad colectiva y plantea que las elecciones deben reflejar la voluntad del pueblo y recuperar su carácter de símbolo de honor.

El texto también reivindica la libertad de reunión, al afirmar que las calles pertenecen al pueblo y que el derecho a protestar y exigir forma parte del latido de la democracia. La protesta pacífica cívica es presentada como un factor de fortalecimiento del país, y se vincula el renacer de Venezuela con la posibilidad de marchar sin temor y manifestarse públicamente.

En materia de seguridad, el manifiesto sostiene que toda persona tiene derecho a proteger su vida, su familia, su propiedad y su libertad, y que ninguna sociedad democrática puede perdurar sin esa capacidad de defensa frente a la opresión o la violencia. Plantea la necesidad de contar con un gobierno elegido legítimamente que garantice la seguridad de cada ciudadano y propone restaurar la confianza entre Estado y sociedad mediante la promoción de la defensa legítima, el respeto mutuo, la responsabilidad y la paz. También incluye la reforma de las fuerzas armadas y policiales para orientarlas a la defensa del pueblo y del territorio.

Uno de los puntos centrales del documento es el llamado al retorno de los migrantes. El manifiesto cifra en nueve millones los venezolanos que se han visto forzados a abandonar el país, y propone restituir su derecho a regresar y a rehacer sus vidas en su tierra de origen, con el objetivo de que cada ciudadano recupere a su familia, su hogar y su futuro.

En el apartado referido a los crímenes de lesa humanidad, el texto alude al clamor de los asesinados, torturados y desaparecidos y sostiene que ha quedado sin respuesta durante un tiempo prolongado. Señala que, desde la llegada de Nicolás Maduro al poder, más de 18.000 presos políticos han sufrido, describe a estas personas como vidas humanas cercanas a la ciudadanía y afirma que el «régimen criminal» debe rendir cuentas. El manifiesto vincula la plena recuperación de Venezuela con el enjuiciamiento de quienes hayan cometido crímenes de lesa humanidad.

La educación es presentada como otro pilar de la propuesta. El documento plantea que las escuelas y universidades deben volver a ser centros de indagación, conocimiento y orgullo, y motores del progreso. Aboga por empoderar a los jóvenes mediante la inversión en educadores, tecnología, innovación y verdad, y propone dejar atrás la cultura de la corrupción en el ámbito educativo. Además, atribuye a las familias, como primera comunidad, un papel central en la formación de ciudadanos mediante la transmisión de valores y virtudes.

El manifiesto incluye un apartado sobre la protección del ambiente, en el que califica la destrucción de la Amazonía venezolana como una catástrofe tanto ambiental como moral. Advierte sobre la devastación de selvas, ríos y biodiversidad, y la presenta como una privación del patrimonio legítimo de las futuras generaciones. En este contexto, plantea que una Venezuela libre debe también proteger su tierra y sus riquezas naturales.

Finalmente, el texto aborda el rol internacional de Venezuela y propone un «regreso a la comunidad de naciones democráticas». Señala que el país se fortalecerá a través de la cooperación y la colaboración internacional, y plantea el restablecimiento de alianzas basadas en la prosperidad compartida, la defensa de la democracia, la protección ambiental, el comercio y los derechos humanos. El manifiesto proyecta a Venezuela como pilar de seguridad democrática y energética en el hemisferio occidental y como promotora de la libertad en el mundo.

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