Una creciente preocupación por la salud y la seguridad de los estudiantes en Venezuela ha emergido en las últimas semanas, tras múltiples reportes de incidentes en diferentes estados del país. La activista y periodista Melania (@melania0880) ha alzado la voz a través de la plataforma X, denunciando una situación que, según sus palabras, «está ocurriendo en silencio, pero no puede seguir siendo ignorada».
Desde Portuguesa, Lara, Bolívar y Cojedes, en localidades como Biscucuy, Turén, Barquisimeto y Ciudad Bolívar, los testimonios se multiplican. Padres y docentes describen casos en los que niños y jóvenes empiezan a presentar vómitos, desmayos, convulsiones, dificultades respiratorias y ataques de pánico en los salones de clases. La coincidencia en los síntomas y la simultaneidad en los incidentes generan alarma, pues algunos observadores consideran que la situación podría estar relacionada con una sustancia o agente químico aún no identificado.
Lo que ha llamado la atención de los denunciantes es la aparente resistencia de las autoridades a aceptar la gravedad del problema. Según Melania, en varias instituciones educativas la respuesta oficial es que «son inventos de los estudiantes» o que «si no los llevan al colegio, pierden el año», en lo que muchos interpretan como una forma de minimizar o encubrir la crisis.
Casos específicos incluyen a una niña que terminó en el hospital en Turén, varios jóvenes trasladados a Barquisimeto en Lara, y más de 20 estudiantes que colapsaron simultáneamente en Cojedes. En Biscucuy, los padres temen enviar a sus hijos a clases, temiendo que puedan ser víctimas de lo que algunos describen como un «gas» o algún agente químico rociado en los colegios, aunque las investigaciones toxicológicas y los informes oficiales aún no han aportado claridad.
El relato de los testigos también menciona presuntos repartos de «chupis» por parte de personas externas en Ciudad Bolívar, que serían el desencadenante de los episodios, pero las autoridades desmienten cualquier vínculo y cierran las investigaciones con la misma rapidez con la que se generan las denuncias.
La falta de transparencia y la ausencia de análisis toxicológicos oficiales alimentan la incertidumbre. Melania denuncia que «la opacidad es la política sanitaria del régimen», y que la actitud del Estado solo incrementa el temor entre los padres y la comunidad educativa. La situación ha llevado a que en algunos colegios se impongan medidas restrictivas y que los niños sean enviados con rosarios y oraciones en un intento de protección, en un contexto donde el miedo se ha instalado en cada rincón.
Mientras tanto, la comunidad se pregunta qué está ocurriendo realmente en los centros educativos y qué acciones tomará el Estado para esclarecer estos hechos. La denuncia de Melania hace un llamado urgente a la atención internacional, a la investigación independiente y a la protección de los derechos de los niños en Venezuela.
Este escenario, que podría considerarse una emergencia sanitaria, se desarrolla en un país donde el silencio oficial se mantiene, pero la evidencia de una crisis crece día a día. La advertencia es clara: un país que permite que sus niños se desmayen y convulsionen sin respuesta no es solo un país en crisis, sino un país en peligro.
🧵LO QUE ESTÁ PASANDO EN LOS COLEGIOS DE VENEZUELA
— 𝑴𝒆𝒍ania🩵 (@melania0880) November 10, 2025
(oct–nov 2025)
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En Venezuela está pasando algo tan grave que muchos prefieren susurrarlo… y otros hacer como que no existe.
Pero cuando en varios estados los niños empiezan a vomitar, desmayarse y convulsionar dentro de los… pic.twitter.com/Z7U7cuQ9BR
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