Maximiliano Pérez, coordinador de la Federación Nacional de Caficultores de Venezuela, advirtió que la ausencia de control sobre los precios del café producido en el país ha generado una especie de “subasta” por parte de quienes intervienen en la comercialización del grano, situación que, a su juicio, afecta directamente a los productores.
Al conversar con El Impulso, Pérez explicó que los compradores tradicionales del rubro pagan el quintal de 46 kilos al equivalente de 350 dólares cuando la transacción se realiza en bolívares. Sin embargo, cuando la operación se efectúa en moneda estadounidense, afirmó que “juegan con el productor” y les ofrecen una variación que puede ubicarse en 250 o 260 dólares por quintal.
Pérez sostuvo que uno de los principales problemas de los caficultores es que no han defendido de manera adecuada el precio de su producto y señaló que, en muchos casos, cuando el productor acude al bodeguero, es este comerciante quien fija el precio si la operación se realiza mediante canje. En estos esquemas, indicó, el comerciante entrega harina precocida, arroz, sardinas y otros productos, estableciendo así el monto por el cual recibe el quintal de café.
Afirmó que esta práctica no debería continuar en el medio rural, ya que, según expuso, el productor es quien debe establecer el precio con base en la inversión realizada en el cultivo. En ese sentido, mencionó la necesidad de considerar la semilla, los insumos y el propio trabajo del caficultor, recordando que el café es un rubro que requiere atención permanente, está expuesto a plagas y en el campo no hay especialistas que presten colaboración oportuna.
Pérez señaló que, hasta ahora, no existe un sistema productivo en el mundo que pueda sostenerse con pérdidas y vinculó esta situación con las condiciones en las que viven muchos campesinos dedicados a sembrar y cosechar café, quienes, de acuerdo con sus declaraciones, se encuentran en condiciones deplorables y sin acceso a servicios básicos, comenzando por la salud.
En relación con la estructura de la producción, indicó que aproximadamente el cinco por ciento del cultivo de café en Venezuela está en manos de personas con fincas y recursos suficientes para obtener grandes cosechas, mientras que el noventa y cinco por ciento restante corresponde a conuqueros que poseen entre cuatro y siete hectáreas.
Recordó que el café ha sido uno de los cultivos tradicionales más importantes de Venezuela y mencionó como principales estados productores, además de Lara, a Falcón, Yaracuy, Trujillo, Portuguesa, Mérida, Táchira, Barinas, Aragua, Monagas, Sucre y Zulia. Según explicó, en todas estas regiones los campesinos enfrentan los mismos problemas para producir el grano, entre ellos la falta de políticas crediticias, asistencia técnica y estímulos.
Pérez destacó además la existencia de una medida aprobada en 2004 por la Junta Nacional del Café, según la cual los precios del café deben ser ajustados a la inflación, es decir, indexados, cada 15 de diciembre de cada año. Señaló que esta decisión no se ha cumplido, a pesar de contar con respaldo judicial.
En este contexto, recordó que existe una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, contenida en el expediente 050367, correspondiente a un recurso de amparo interpuesto por los caficultores debido al incumplimiento de la indexación. De acuerdo con Pérez, los magistrados determinaron que el acuerdo alcanzado con la Junta Nacional del Café tenía carácter vinculante.
Pérez atribuyó la falta de un precio adecuado para el café a la ausencia de unión entre los productores y afirmó que esta situación ha impedido hacer valer los acuerdos y derechos existentes. “De modo, pues, que yo considero que por falta de unión entre los caficultores es que no se ha podido lograr que el café tenga, como tiene que ser, el precio adecuado y, por tanto, aprovecho la oportunidad que me da este medio de expresión para insistir públicamente en la necesidad de que los productores nos unamos para hacer valer nuestros derechos como personas que trabajamos por el engrandecimiento de la economía venezolana”, concluyó.
El Impulso
