Nicolás Maduro ha anunciado su intención de llevar a cabo una reforma constitucional en Venezuela, alegando que su objetivo es profundizar la democracia y establecer un «nuevo Estado». Sin embargo, esta iniciativa surge en un contexto polémico, ya que Maduro se juramentó sin haber demostrado que ganó las elecciones presidenciales del 28 de julio, lo que ha generado inquietud sobre sus verdaderas intenciones.
Hasta el momento, no se han revelado detalles concretos sobre cómo se llevará a cabo la reforma, lo cual ha aumentado la especulación sobre un posible intento de consolidación del poder en un periodo crítico para el madurismo. La oposición, que logró reorganizarse y movilizarse a pesar de las condiciones adversas, ha interpretado este movimiento como una estrategia para perpetuar el control político, más que para abrir espacios democráticos.
La situación recuerda al referéndum constitucional de 2007, cuando Hugo Chávez buscaba modificar la Constitución para permitir la reelección indefinida. En esa ocasión, las propuestas fueron inicialmente rechazadas, pero tras una nueva consulta en 2009, se aprobó la reelección indefinida para todos los cargos de elección popular.
Incluso dentro del chavismo disidente, la intención de Maduro de reformar la Constitución genera preocupación. Exministros y críticos, como Héctor Navarro, han expresado que intentar una reforma constitucional sería «un nuevo gran error» que podría asemejarse a la situación en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega ha consolidado su control mediante cambios constitucionales.
Navarro manifestó: “Vamos a suponer que Maduro actúa honestamente y quiere profundizar la democracia, pero es un gran error que estaría cometiendo. Vamos a un camino cerrado que no profundizará la democracia y que entronizará a un grupo en el poder».
Un experto constitucional, que prefirió el anonimato, advirtió que el objetivo principal sería consolidar un modelo autocrático y garantizar la permanencia indefinida en el poder. Esto podría llevar al desmantelamiento de las instituciones y a una mayor criminalización de la oposición.
Jesús González, dirigente político del partido Voluntad Popular, enfatizó la importancia de que la oposición democrática se enfoque en la transición política y en mantener la unidad. González afirmó que “Maduro es un dictador” y que la reforma es un mecanismo para consolidar su régimen.
La constituyente de 2017, considerada fraudulenta, también es un antecedente relevante. Aunque se creó con el objetivo de rediseñar la Carta Magna, terminó asumiendo funciones legislativas sin presentar un nuevo texto constitucional, lo que incrementa la desconfianza hacia la nueva propuesta de reforma.
A pesar de estos desafíos, figuras como María Corina Machado y Edmundo González han prometido que la transición política sucederá. La oposición insiste en que la salida de Maduro del poder es posible, destacando la movilización de las fuerzas armadas y el rechazo internacional hacia el régimen actual.
En conclusión, la propuesta de reforma constitucional en Venezuela se presenta como un nuevo desafío en el camino hacia el restablecimiento de la democracia. La comunidad internacional, según advierten expertos y líderes opositores, debe estar atenta a los desarrollos en el país y prestar su apoyo para evitar el colapso de las instituciones democráticas.
El Nacional