La economía venezolana enfrenta un nuevo periodo de inestabilidad con varios indicadores preocupantes que marcan el primer trimestre del año. La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de revocar la licencia a la multinacional Chevron para operar en Venezuela ha generado incertidumbre sobre el futuro económico del país, amenazando con un desequilibrio presupuestario significativo.
Con una industria petrolera y exportadora en sus niveles más bajos, la economía venezolana sigue dependiendo en gran medida de los ingresos procedentes del petróleo y del sector petroquímico. A pesar de una breve estabilización, el tipo de cambio oficial ha experimentado una depreciación del 81% desde septiembre. Hace un año, el dólar estadounidense se cambiaba a 36 bolívares; hoy, la tasa oficial se sitúa en 64 bolívares, mientras que en el mercado paralelo alcanza los 73 bolívares, estableciendo una brecha del 27% que sigue creciendo.
La inflación, que parecía estar bajo control a mediados de 2024, ha vuelto a surgir, aumentando al 7% en enero. Esta cifra es alta para comenzar el año, aunque el Banco Central de Venezuela la reconoce en un 4%. Los salarios en Venezuela siguen siendo los más bajos de la región. Aunque la economía experimentó un crecimiento cercano al 4% del PIB en 2024, se preveía una tasa similar para 2025, antes de la salida de Chevron.
Para recuperar su antiguo tamaño económico, cuando era la cuarta o quinta economía de Latinoamérica, Venezuela necesitaría experimentar tasas de crecimiento de dos dígitos durante varios años. El impacto de la salida de Chevron sobre la debilitada estructura productiva del país se aclarará cuando se definan los términos exactos de su retirada. Chevron tiene formalmente un plazo de seis meses para cesar sus operaciones, lo que les permitiría seguir contribuyendo al fisco hasta el 1 de agosto. Sin embargo, existen especulaciones sobre un posible interés en Washington de acelerar su salida, según fuentes informativas venezolanas en Miami.
Asimismo, se han iniciado conversaciones sobre nuevas negociaciones y un posible acuerdo energético entre Nicolás Maduro y Estados Unidos, aunque la situación permanece confusa. La salida de Chevron se presenta como un desafío importante para la ya frágil economía venezolana, en medio de un panorama económico incierto.