Un reciente informe del Instituto de Inteligencia Estratégica de Miami, publicado el 16 de junio, ha revelado la crítica situación del sistema de defensa aérea de Venezuela. Según el documento, más del 60% de los radares de vigilancia en el país están fuera de servicio, dejando a vastas regiones vulnerables al narcotráfico y otras amenazas transnacionales.
La capacidad de combate aéreo se encuentra igualmente comprometida. Solo una fracción de los cazas SU-30MK2 y F-16 permanece operativa, mientras que los aviones K-8W Karakorum, carentes de radares aire-aire, se destinan simbólicamente a misiones antidrogas. El informe también destaca que la Fuerza Aérea Bolivariana opera de manera intermitente, con la cooperación de Irán y China concentrada en la protección de áreas específicas como Caracas y La Orchila, sin abordar la restauración integral de la soberanía nacional.
Además, el documento denuncia la infiltración del Cartel de los Soles en instituciones como el CODAI, ZODI y REDI, lo que ha facilitado el uso del espacio aéreo por aeronaves ilegales, manipulando los sistemas de vigilancia. Esta situación ha sido vinculada al accidente del avión Citation YV3217, en el que perdieron la vida familiares de un alto mando militar, además de estar relacionada con recientes deserciones, evidenciando una profunda fractura interna en la institución castrense.
Los drones Mohajer-2 y 6 operan de manera limitada, sin cubrir zonas clave como Zulia o Apure, lo que agrava la situación. El informe concluye con una calificación de 2/10 para el sistema de defensa aérea de Venezuela, indicando que el país ha perdido su capacidad de disuasión, quedando expuesto a intereses políticos y redes criminales.
Este análisis subraya la necesidad urgente de reformas en la estructura de defensa para asegurar la protección del espacio aéreo venezolano en un contexto de crecientes amenazas transnacionales.
La Patilla