Portuguesa.- Cuando la prioridad de un gobierno ya no es el pueblo, el fin del mandato está más cerca de lo que se cree o se piensa.
Cuando la prioridad de un gobierno ya no es la salud, están asesinando al pueblo a la vista de todos. Y quien o quienes asesinan al pueblo se hacen acreedores de un repudio que la mayoría de las veces es silente por temor, ¡pero está allí, como la espoleta de una granada!
Cuando la prioridad de un gobierno no es la educación, está inyectando brutalidad a los ciudadanos. Un pueblo «embrutecido» puede ser sumiso por momentos o circunstancias, pero cuando se desborda esa brutalidad, no lo detienen besos y abrazos hipócritas, mucho menos los falsos profetas.
Cuando la prioridad de un gobierno ya no es el pueblo, y como sostén a sus pretensiones juega con el hambre de sus ciudadanos, fabrica un depósito de metano que, con cualquier chispa, explota.
Cuando la prioridad de un gobierno es enriquecerse junto a su séquito a expensas del dolor del pueblo, crea un odio disimulado, como el del prestatario hacia el prestamista, y no duda en poner su granito de arena para la desgracia del autor.
Cuando la prioridad de un gobierno no es la paz de una nación, sino la guerra, debe fabricar una fosa común donde quepan grandes y pequeños, gordos y flacos, negros y blancos, ricos y pobres: del gobierno, que son quienes más tienen que perder; y del pueblo, que ya tiene poco que perder.
Cuando la prioridad de un gobierno deja de ser el pueblo, solo queda una montonera que lo apoya: la que sabe lo que pasa, pero tiene la oportunidad de apartarse del dolor del pueblo y vivir también a expensas de ese sufrimiento.
Cuando la prioridad de un gobierno deja de ser el pueblo, el pueblo debe rebelarse si no quiere ser extinguido, porque un gobierno sin buenos sentimientos no tiene ni tendrá nunca miramientos dulces.
«Cuando la justicia se enferme, curémosla rápido antes que nos destruya.»
Omar Montes
DIOS Y LA SANTÍSIMA VIRGEN DE COROMOTO NOS DEN UN ABRAZO DE AMOR Y PAZ A VENEZUELA Y SUS HABITANTES.