En el marco de las recientes elecciones presidenciales celebradas el domingo 28 de julio, el gobierno venezolano ha lanzado la temida Operación TUN TUN, con el objetivo de encarcelar a todo el que adversa su gobierno.
Entre las víctimas se encuentran testigos electorales y figuras clave de los «comanditos» de la líder opositora María Corina Machado y del candidato Edmundo González, quien denuncia el robo de las elecciones en un flagrante acto de fraude.
Uno de los casos más resonantes es el de Anderson Jiménez, residente de Villa Araure en la urbanización Las Palmas, quien ha sido blanco de una orden de captura por presuntos cargos de incitación al odio, perturbación de la paz y colaboración logística con grupos denominados «comanditos».
Jiménez rechaza las presuntas acusaciones en su contra: «Yo no tengo muchas cosas que aclarar porque ustedes saben perfectamente quién soy y todo lo que estoy haciendo desde que esto comenzó».
Aseguró que “Como político se ha caracterizado por ser un dirigente que pregona la paz y el respeto mutuo. No he hecho llamados ni organizo actos de violencia. Mi lucha siempre ha sido pacífica y democrática, mis armas son las leyes, la verdad y la razón”.
“Me parece tan injusto, pero pongo toda la fe en Dios, que es el único que ha visto más allá de lo que yo he podido mostrar».
Con una trayectoria política que se remonta a 2012, Jiménez ha sido un activo defensor de la democracia, participando en diversas protestas y procesos electorales de manera cívica y pacífica. Desde 2021, se desempeña como concejal suplente en Araure y es miembro de la Dirección Ejecutiva Regional del partido Un Nuevo Tiempo, además de liderar la ONG «Voto Joven».
Jiménez concluyó su declaración con un mensaje de indignación y esperanza: «No soy culpable de nada, no he incitado al odio, no he perturbado ninguna paz y menos he colaborado con grupos para dañar a nadie. Es algo inaudito lo que está pasando. Hoy estuvieron rondando cerca de donde vivo».
La situación sigue siendo tensa y el destino de numerosos opositores, incluidos Jiménez y otros miembros clave de la campaña de González, pende de un hilo mientras el país se sumerge en una crisis política y humanitaria sin precedentes.