Portuguesa.- La Cooperativa Caña Blanca, bajo la dirección de su Junta Directiva, ha iniciado un ambicioso proyecto en 2025 para capacitar a sus cañicultores en el uso de técnicas innovadoras y eficientes destinadas al manejo sostenible de los cultivos de caña de azúcar. Este esfuerzo se está llevando a cabo en el Asentamiento Campesino José Antonio Páez, en el municipio Guanare.
El capitán Juan Nunes, presidente de la Cooperativa, anunció que se llevó a cabo el Taller «Manejo Control Cultural, Biológico, Químico de Aeneolamia V. Candelilla en el Cultivo Caña de Azúcar». Este evento fue liderado por la ingeniero Xiomara González, Coordinadora de Sanidad Vegetal y Desarrollo Varietal del Central Azucarero Molipasa, con el apoyo de los ingenieros César Quintero y Asdrúbal Pulido. El taller se centró en la importancia de emplear controladores biológicos en la región.
González explicó que es crucial abordar el manejo de las plagas Candelilla y Diatraea, ya que estas afectan significativamente la producción de caña, reduciendo la cantidad de azúcar por hectárea. Para controlar la Candelilla, se recomiendan biocontroladores como el hongo Metarhizium y los Nematodos; mientras que para la Diatraea, el biocontrolador Cotesia Flavipes es la opción más eficaz. El Central Azucarero Molipasa proporciona estos biocontroladores a los productores, con financiamiento que se cancela en la siguiente zafra.
La ingeniero González también destacó los impactos económicos adversos si no se gestionan adecuadamente estas plagas. Un daño severo puede reducir los rendimientos de 8 a 5 o incluso 4 toneladas por hectárea, y en algunos casos, disminuir de 3 a 20 toneladas por hectárea, lo que representa pérdidas significativas para los agricultores y la industria.
Desde marzo, el Central Molipasa ha estado entregando biocontroladores como parte del programa 2025, en colaboración con Fundacaña. Hasta la fecha, se ha distribuido el 50% de lo planificado y se continúan ofreciendo talleres para sensibilizar a los productores.
González concluyó que para implementar el control biológico, los cañicultores deben asistir inicialmente a las charlas, tras las cuales los técnicos evalúan el índice de infestación y diseñan un plan de control. Este enfoque puede ser efectivo en fincas de 3 a más de 300 hectáreas, especialmente si se combina con fertilización y control de maleza adecuado.
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