Portuguesa – Un recorrido realizado por el equipo de Espiga Noticias en un supermercado de la ciudad de Acarigua, estado Portuguesa, revela una realidad alarmante: llenar una despensa con productos básicos cuesta actualmente $85,45 (17.581,46 bolívares), en un país donde el salario mínimo legal permanece estancado en apenas 130 bolívares mensuales, equivalentes a $0,63 al tipo de cambio oficial.
Este monto corresponde exclusivamente a una cesta básica alimentaria compuesta por productos secos y procesados de consumo común en los hogares venezolanos, sin incluir frutas, verduras, legumbres frescas, productos de higiene, medicinas, servicios públicos ni transporte. La cifra evidencia una desconexión abismal entre los ingresos de los venezolanos y el costo real de la vida.
🧾 Precios de referencia en supermercado de Acarigua:
- Harina de maíz precocida: $1,19
- Margarina: $2,55
- Aceite vegetal: $4,45
- Salsa de tomate: $2,46
- Mayonesa: $3,77
- Sal: $0,46
- Lata de atún: $3,00
- Sardinas enlatadas: $1,48
- Pasta (1 kg): $1,97
- Caraotas negras (400 gr): $1,60
- Arroz (1 kg): $1,48
- Lentejas (1 kg): $4,88
- Leche en polvo (1 kg): $10,02
- Café molido (200 gr): $2,59
- Cartón de huevos (30 und.): $5,55
- Carne de res (1 kg): $14,00
- Carne para guisar (1 kg): $14,40
- Pollo (1 kg): $8,00
Total: $85,45 / Bs. 17.581,46
La pobreza extrema ya no es estadística, es rutina diaria
Según el umbral de pobreza extrema establecido por las Naciones Unidas en $2,15 diarios por persona, millones de venezolanos viven muy por debajo de este estándar. El actual salario mínimo venezolano no alcanza ni para adquirir un kilo de carne o una sardina enlatada, y representa menos del 1% del costo de una compra básica mensual.
Mientras tanto, las familias en Portuguesa se ven obligadas a priorizar alimentos más baratos y rendidores, dejando de lado productos esenciales como frutas y vegetales, indispensables para una nutrición adecuada.
Lo que solía ser una actividad rutinaria —hacer mercado— se ha convertido hoy en una odisea económica y emocional para los hogares venezolanos. Con ingresos congelados desde marzo de 2022 y precios que siguen en alza, muchas familias enfrentan una realidad desgarradora: ajustan porciones, suprimen comidas y enfrentan cada día con incertidumbre y sacrificio.
“Cada comida es una decisión difícil, cada compra, un sacrificio”, expresan ciudadanos consultados en el recorrido. Padres, madres y abuelos luchan por mantener el alimento en la mesa, en medio de una crisis que no da tregua y que golpea especialmente a los sectores más vulnerables.
Esta disparidad entre ingresos y costos básicos no sólo refleja una crisis económica, sino una emergencia humanitaria silenciosa. En Portuguesa, como en muchas otras regiones del país, la supervivencia se ha vuelto un acto de resistencia diaria.
Espiga Noticias continuará monitoreando el impacto social de esta realidad, dando voz a quienes enfrentan el día a día con dignidad, pero también con profunda preocupación.







