Portuguesa.- Con una misa de acción de gracias que contó con la presencia del obispo Owaldo Enrique Araque Valero y demás sacerdotes de la Diócesis de Guanare, se celebraron los 20 años de la ordenación del padre Pablo Aguilar, actual párroco de la iglesia La Coronación.
Durante el acto eclesiástico también estuvieron presentes feligreses y demás grupos de apostolados como catequistas, Cáritas, Hermandad de Emaús, Cofrades, entre otros.
Durante la homilía, Monseñor Owaldo Enrique Araque Valero, obispo de la Diócesis de Guanare, intervino para reconocer el gran servicio que presta el presbítero Pablo Aguilar a la iglesia católica y a su comunidad parroquial.
- El sacerdocio es un don de Dios para la iglesia, es un regalo que se celebra y se renueva cada año – señaló.
Continuó diciendo que es importante darle gracias a Dios y a la Bella Señora, la Virgen de Coromoto, por escoger a Pablo Aguilar en tan importante misión en la vida de la iglesia.
Apuntó que un aniversario para un sacerdote es de profunda alegría, por eso la Diócesis de Guanare y la comunidad parroquial se unen en oración. «El sacerdocio no sólo es un don divino para el individuo, sino también para su iglesia y para el pueblo de Dios. Es un pastor que da su corazón, que sirve, guía y se ofrece por su rebaño», añadió.
Monseñor Araque Valero manifestó a todos los presentes en la misa que el sacerdocio cuenta con tres pilares.
- El primero es su servicio (Christus Servus) porque al igual que el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir. Es un siervo de la palabra y de Dios, ya que entrega su vida por la salvación de los demás con humildad y entrega en su labor cotidiana, en la celebración de los sacramentos, en la guía espiritual y sobre todo en aquellos que se sienten abrumados por las dificultades. Su servicio es constante, silencioso y a menudo pocas veces reconocido.
El segundo pilar es el sacerdote como pastor (Christus Pastor), ya que es un buen pastor a imitación de Cristo porque cuida, protege y busca a la oveja perdida. El sacerdote requiere de mucho sacrificio y paciencia, caminando y compartiendo con su pueblo las penas y las alegrías. Ser pastor no es un cargo o un privilegio, sino un modo de vida.
El tercer pilar es el sacerdote como mediador (Christus Sacerdos), donde tiene una profunda vida mística porque se convierte en un puente entre Dios y los hombres, ofrece sacrificios en el altar e intercede por todo el pueblo. En cada eucaristía el sacerdote nos acerca a Dios, en sus manos el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. Al igual que todos los bautizados, el sacerdote está propenso a cometer errores y cuando lo hace muchas veces no se le perdona y tampoco se le da la oportunidad para redimirse.
Los sacerdotes también sienten, sufren, padecen, lloran – expresó Araque Valero.
Al final de la misa, el padre Pablo Aguilar, acompañado de sus familiares, recibió obsequios de los feligreses y además una serenata por parte de la agrupación Mariachis Sol de México de Guanare.






Miguel Enrique Villavicencio