Hace pocos días, el Gobernador del Estado realizó un recorrido por el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de Villas del Pilar, con el objetivo de verificar los avances de las obras de reinauguración prometidas antes de las elecciones del 28J.
Los CDI son esenciales en la red de salud, pero la atención terciaria, que brinda cuidados altamente especializados y complejos, sigue siendo devastadora, especialmente en el Hospital Universitario Dr. Miguel Oraá. Este centro de salud, ubicado en el corazón del Municipio Guanare, se encuentra en un estado crítico y de deterioro.
El hospital, una de las principales instituciones de salud del Estado Portuguesa, enfrenta serios problemas: en un contexto de apagones constantes, la planta eléctrica opera de manera intermitente, los techos están deteriorados, y las áreas de emergencia están colapsadas. Los pacientes enfrentan condiciones insostenibles debido a la escasez de insumos médicos vitales.
Dentro del hospital, la situación es alarmante. Las áreas de parto, nefrología y traumatología operan con limitaciones severas, afectando la calidad de la atención. Los pacientes se ven obligados a proporcionar sus propios insumos, y el personal médico, que recibe salarios muy bajos, enfrenta la necesidad de traer guantes y otros elementos de seguridad desde sus hogares.
La falta de agua, un problema crónico, agrava aún más las condiciones. Los baños no funcionan, lo que obliga a pacientes y familiares a recolectar agua para poder bajar los inodoros y para uso básico, añadiendo una carga adicional a la ya crítica situación hospitalaria.
Además, la escasez de ambulancias significa que los traslados de pacientes son responsabilidad de los familiares, lo cual complica la atención médica oportuna. Los exámenes de laboratorio tampoco se realizan en el hospital; los pacientes deben pagar por ellos y trasladar sus muestras a laboratorios externos.
La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) no escapa de esta situación, presentando una grave limitación con solo dos camas disponibles y una única plaza en la UCI neonatal.
Es imperativo que se realice una evaluación exhaustiva del hospital y se implementen medidas correctivas con urgencia. Las autoridades deben priorizar la atención a esta crisis, que no solo pone en peligro la vida de los pacientes, sino que también impone costos adicionales significativos a sus familias, quienes deben cubrir gastos inesperados para garantizar la atención necesaria.
Hacemos un llamado al Gobernador Primitivo Cedeño para que también inspeccione el hospital, verifique su estado y se avoque urgentemente a resolver esta situación, asegurando así la atención digna y adecuada que todos los ciudadanos del Estado Portuguesa merecen.