En el estado Portuguesa, los productores primarios han recibido con optimismo la agricultura de contrato, una solución emergente que ha comenzado a aliviar la falta de financiamientos bancarios y los bajos precios de venta a la agroindustria.
Voceros de la Colonia Agrícola de Turén en Portuguesa expresaron su satisfacción por la intervención del sector privado, el cual ha venido a aportar un respiro parcial a las necesidades de los agricultores. Estos se han enfrentado a un gran desafío tras la desaparición del apoyo financiero tradicional que ofrecía la banca. Anteriormente, los programas de producción contaban con un esquema de financiamiento en el que se invertía un 30% de recursos propios y un 70% mediante créditos bancarios, una realidad que ha cambiado drásticamente. Ahora, los productores se ven obligados a operar con recursos completamente propios.
Ramón Bolotín, directivo de Fedeagro, se mostró optimista ante el compromiso del sector privado: “La participación de esta gente, invirtiendo en el campo venezolano, ya no solamente en tecnología e insumos buenos, sino también corriendo riesgo de la mano con el agricultor, sembrando y expandiendo la frontera agrícola”, afirmó. Estas empresas no solo aportan capital, sino que comparten los riesgos inherentes a la producción agrícola, una acción que refuerza la confianza en un momento de incertidumbre.
En medio de este complejo panorama, el esfuerzo y perseverancia de los productores venezolanos han sido fundamentales. A pesar de enfrentar desventajas competitivas con el mercado internacional y los altos costos de producción, que para el maíz rondan los 1.500 dólares por hectárea, los agricultores continúan laborando con dedicación. Los bajos rendimientos enfrentados no han mermado su determinación de seguir cultivando la tierra con la esperanza de un futuro más prometedor.
La apuesta por la agricultura de contrato podría marcar un punto de inflexión en el desarrollo del sector agrícola en Venezuela, proporcionándole un renovado impulso y estableciendo un puente entre la innovación y la resiliencia campesina.
