La desesperación y el dolor marcan el día a día de numerosas familias en el estado de Portuguesa, Venezuela. Este es el caso de Santos Narvaes, quien cada amanecer se enfrenta a la cruda realidad de que su hijo, Roger Alexander, lleva desaparecido 746 días. Roger, un tatuador de Acarigua, emprendió un viaje hacia Medellín, Colombia, hace dos años con la esperanza de mejorar su condición de vida. Sin embargo, el 4 de octubre de 2022 fue la última vez que su familia supo de él, momentos antes de realizar un negocio relacionado con criptomonedas.
La Campaña de Esperanza de su Familia
Con el paso del tiempo, el silencio y la falta de respuestas han sido devastadores. Santos Narvaes no ha cesado su lucha y ha desplegado una campaña en redes sociales para exigir que el caso de su hijo no caiga en el olvido. La familia, cansada pero determinada, continúa solicitando a las autoridades colombianas y venezolanas para que la investigación sea tratada con la importancia que merece. Aún con indicios claros de desaparición forzosa, tales como personas identificadas, vehículos, y comunicaciones telefónicas, el avance judicial sigue siendo escaso, según Narvaes, quien detalla en una carta pública el desinterés gubernamental en resolver el caso.
Un Patrón Preocupante en Portuguesa
Por desgracia, la desaparición de Roger no es un incidente aislado. La crisis humanitaria en Venezuela ha impulsado a miles de jóvenes a dejar atrás su tierra natal, aún cuando embarcarse en estas rutas implica peligros significativos. Actualmente, el estado de Portuguesa suma cinco desaparecidos, formando parte de una dolorosa estadística que refleja el riesgo vinculado a la migración.
Tragedia en la Ruta de San Andrés
Un año atrás, otra familia en Guanare comenzó a vivir una pesadilla similar. Cuatro miembros de una familia, incluyendo a Leomarli Betania Morón Pieruzzini, quien estaba embarazada, junto a su esposo, hija y primo, desaparecieron al tomar una embarcación clandestina en el camino de la isla de San Andrés, Colombia. Optaron por esta vía para evitar el peligroso cruce del Darién, con la aspiración de llegar a México y, eventualmente, a Estados Unidos.
La ruta hacia San Andrés, frecuentada por migrantes venezolanos, se ha convertido en un camino lleno de incertidumbre. A pesar de ser promocionados como paquetes «turísticos», estos viajes son inseguros. En 2023, se reportaron desapariciones masivas en estas aguas, con al menos 70 inmigrantes venezolanos entre los afectados.
Silencio e Incertidumbre
Aunque los hechos y lugares difieren, el sufrimiento de las familias es común. La angustia de no tener noticias, de la falta de respuestas por parte de las autoridades de Colombia y Nicaragua, y la desidia del Gobierno venezolano, ha dejado a muchas familias en un limbo.
En Portuguesa, a pesar de los riesgos, la migración continúa siendo una cruda realidad. La búsqueda de un futuro mejor contrasta con el temor de que cada viaje pueda ser el último, tanto para los migrantes como para sus familias que, sumidas en angustia y desesperación, siguen esperando un retorno seguro que no saben si llegará.
La desesperación y el dolor marcan el día a día de numerosas familias en el estado de Portuguesa, Venezuela. Este es el caso de Santos Narvaes, quien cada amanecer se enfrenta a la cruda realidad de que su hijo, Roger Alexander, lleva desaparecido 746 días. Roger, un tatuador de Acarigua, emprendió un viaje hacia Medellín, Colombia, hace dos años con la esperanza de mejorar su condición de vida. Sin embargo, el 4 de octubre de 2022 fue la última vez que su familia supo de él, momentos antes de realizar un negocio relacionado con criptomonedas.
La Campaña de Esperanza de su Familia
Con el paso del tiempo, el silencio y la falta de respuestas han sido devastadores. Santos Narvaes no ha cesado su lucha y ha desplegado una campaña en redes sociales para exigir que el caso de su hijo no caiga en el olvido. La familia, cansada pero determinada, continúa solicitando a las autoridades colombianas y venezolanas para que la investigación sea tratada con la importancia que merece. Aún con indicios claros de desaparición forzosa, tales como personas identificadas, vehículos, y comunicaciones telefónicas, el avance judicial sigue siendo escaso, según Narvaes, quien detalla en una carta pública el desinterés gubernamental en resolver el caso.
Un Patrón Preocupante en Portuguesa
Por desgracia, la desaparición de Roger no es un incidente aislado. La crisis humanitaria en Venezuela ha impulsado a miles de jóvenes a dejar atrás su tierra natal, aún cuando embarcarse en estas rutas implica peligros significativos. Actualmente, el estado de Portuguesa suma cinco desaparecidos, formando parte de una dolorosa estadística que refleja el riesgo vinculado a la migración.
Tragedia en la Ruta de San Andrés
Un año atrás, otra familia en Guanare comenzó a vivir una pesadilla similar. Cuatro miembros de una familia, incluyendo a Leomarli Betania Morón Pieruzzini, quien estaba embarazada, junto a su esposo, hija y primo, desaparecieron al tomar una embarcación clandestina en el camino de la isla de San Andrés, Colombia. Optaron por esta vía para evitar el peligroso cruce del Darién, con la aspiración de llegar a México y, eventualmente, a Estados Unidos.
La ruta hacia San Andrés, frecuentada por migrantes venezolanos, se ha convertido en un camino lleno de incertidumbre. A pesar de ser promocionados como paquetes «turísticos», estos viajes son inseguros. En 2023, se reportaron desapariciones masivas en estas aguas, con al menos 70 inmigrantes venezolanos entre los afectados.
Silencio e Incertidumbre
Aunque los hechos y lugares difieren, el sufrimiento de las familias es común. La angustia de no tener noticias, de la falta de respuestas por parte de las autoridades de Colombia y Nicaragua, y la desidia del Gobierno venezolano, ha dejado a muchas familias en un limbo.
En Portuguesa, a pesar de los riesgos, la migración continúa siendo una cruda realidad. La búsqueda de un futuro mejor contrasta con el temor de que cada viaje pueda ser el último, tanto para los migrantes como para sus familias que, sumidas en angustia y desesperación, siguen esperando un retorno seguro que no saben si llegará.
Cortesía El Nacional